El Pentágono está lidiando actualmente con una controversia legal en torno a los recientes cambios en la política militar, como lo pone de relieve una serie de eventos que involucran a altos funcionarios legales. El teniente general Joe Berger, el principal oficial jurídico del ejército nombrado en julio de 2024, expresó su preocupación por el uso de tropas de la Guardia Nacional de Texas para hacer cumplir la ley de inmigración. Las preguntas de Berger sobre la preparación de los soldados para tales tareas provocaron la resistencia del abogado general interino Charlie Young, quien le ordenó que se abstuviera de interferir en los asuntos estatales.
En un desarrollo posterior, el enfoque de Berger se centró en las ramificaciones legales del despido masivo de empleados del Departamento de Defensa, una iniciativa promovida por el recientemente creado Departamento de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk. Los funcionarios de defensa advirtieron que estos despidos abruptos podrían violar las normas legales y potencialmente debilitar la preparación militar. Los intentos de la oficina de Berger de buscar aclaraciones sobre las justificaciones legales de estas acciones fueron rechazados por Young, quien indicó que sólo se comunicaría con el principal abogado civil del ejército.
La situación se agravó aún más cuando LibsofTikTok, una cuenta de redes sociales habilitada por el Secretario de Defensa Pete Hegseth, acusó a Berger de violar las directrices de Hegseth con respecto a la diversidad y la inclusión. Tras esta acusación, Berger fue destituido de su cargo, junto con el Juez Abogado General de la Fuerza Aérea, el teniente general Charles Plummer. Hegseth caracterizó su eliminación como un paso necesario para eliminar posibles obstáculos a las directrices del gobierno.
Los funcionarios del Departamento de Defensa dicen que los despidos de Berger y Plummer indican una administración que busca traspasar los límites legales, particularmente en áreas como la deportación de miembros transgénero del servicio y el uso de personal militar para la aplicación de la ley civil. Los observadores han señalado que esta táctica sirve como una alerta temprana a las organizaciones legales militares sobre los objetivos más amplios del gobierno.
Históricamente, los Jueces Abogados Generales (JAG) eran responsables de brindar orientación legal imparcial, garantizando que las órdenes fueran legales y al mismo tiempo empoderando a los miembros del servicio para ignorar las órdenes ilegales. Sin embargo, cambios recientes –como la reducción de los requisitos de rango para los altos cargos militares– han generado preocupaciones sobre la independencia y autoridad de los abogados militares. El gobierno de Hegseth ha buscado candidatos que se alineen con sus opiniones políticas y, según se informa, ha realizado entrevistas que parecen ser pruebas de fuego políticas sobre diversas políticas militares.
Mientras que algunos oficiales del JAG expresan preocupación por la politización de su papel y la presión para conformarse, otros creen que la comunidad jurídica militar debería alinearse más estrechamente con las directrices del mando. Hegseth ha intentado promover la integración operativa desplegando algunos JAG como jueces de inmigración en el Departamento de Justicia, separándolos efectivamente de los procesos judiciales militares.
Han surgido preocupaciones de cumplimiento en torno a las acciones militares en el Caribe, y varios expertos legales cuestionan la legalidad de los ataques contra presuntos narcotraficantes. Si bien el Pentágono insiste en que está operando dentro de los límites legales, persisten las tensiones por las acusaciones de que los abogados del departamento habían expresado su preocupación sobre estas operaciones. El alcance del desacuerdo interno, especialmente en lo que respecta a decisiones operativas de alto riesgo, indica una atmósfera turbulenta en torno a la orientación jurídica militar.
Mientras el gobierno navega por desafíos legales y cambios de políticas que corren el riesgo de traspasar los límites tradicionales, la dinámica actual señala un cambio significativo en la relación entre los abogados militares y las autoridades de mando, lo que plantea preguntas pertinentes sobre el futuro de la responsabilidad legal dentro de las fuerzas armadas.