Si bien están evolucionando las discusiones sobre la inteligencia artificial (IA), han surgido dos historias destacadas sobre su impacto en los empleados estadounidenses. La perspectiva de la ‘tecnología óptima’ afirma que la IA liberará a las personas de las tareas monótonas y lanzará el camino para nuevas vacantes. Por el contrario, la actitud «techno-posimista» de que AI conducirá al desempleo generalizado. Entre los que atienden a este último, un sociólogo que critica el paisaje estadounidense único a menudo se conoce como «excepcionalidad estadounidense».
Esta excepcionalidad se caracteriza por bajos porcentajes sindicales, una estructura de empleo, un estado de bienestar mínimo y un sistema político que carece de una fuerte influencia socialdemocrática. En comparación con muchos países ricos, los empleados estadounidenses se enfrentan a un sistema que tradicionalmente ha sido menos favorable, incluso antes de la llegada de la IA. En las últimas décadas, el deterioro de los sindicatos y la inversión regulatoria ha intensificado la incertidumbre del trabajo intensificado, por lo que las tasas sindicales caen en más del 50% entre 1983 y 2022.
Las tendencias recientes bajo el gobierno de Trump han exacerbado estos desafíos, en particular a través de acciones que han socavado la protección laboral y las posiciones gubernamentales dirigidas que anteriormente se consideraban seguras. Estos desarrollos sugieren un entorno en el que aumentan el miedo a las pérdidas de empleos, un sentimiento que coincide con las implicaciones predichas de la IA sobre la fuerza laboral.
Los diferentes tipos de IA influyen significativamente en esta dinámica. La IA predictiva mejora la personalización en los servicios, mientras que la IA generativa ha comenzado a superar a las personas en diferentes tareas cognitivas. La IA Agentic, que puede actuar de manera autónoma en función de las predicciones y planes, ahora se usa en varios sectores, incluido el servicio al cliente. Este cambio tecnológico, combinado con las vulnerabilidades existentes en el sistema laboral estadounidense, es una mayor amenaza para la seguridad laboral y requiere preocupación por la posible reubicación.
La investigación indica que, a pesar de la falta de protección y los beneficios de desempleo más débiles en los Estados Unidos, los empleados estadounidenses informan niveles de inseguridad laboral que son comparables a los de otros países bien a hacer. Sin embargo, la percepción de la estabilidad del trabajo puede fluctuar considerablemente, especialmente durante los períodos de reforma económica o las recesiones. Las encuestas recientes muestran que casi un tercio de los empleados estadounidenses temen que la IA tenga una influencia negativa en sus vacantes, en la que los líderes empresariales anticipan pérdidas en sectores como los servicios y los recursos humanos.
Aunque algunas predicciones optimistas sugieren que surgen nuevos roles con respecto a la IA, como el cumplimiento y los especialistas éticos, existe una notable contradicción en la historia. Los informes indican que los sistemas de IA desempeñaron un papel importante en la realización de despidos masivos, incluidos los de los empleados federales, causando preguntas críticas sobre el impacto general de la IA en la estabilidad del trabajo.
La integración de la IA en un trabajador ya precario puede conducir a un aumento pronunciado en la inseguridad del trabajo. Los esfuerzos regulares para proteger a los empleados contra las consecuencias de la IA están en marcha, principalmente impulsados por iniciativas estatales y movimientos sindicales. Sin embargo, la influencia dominante puede basarse en las decisiones de la empresa sobre la aceptación de la IA, que tienden a promover la eficiencia sobre el pozo de los empleados. Si el proceso actual permanece sin cambios, la incertidumbre del trabajo en aumento puede convertirse en un elemento permanente en el panorama de personal estadounidense.