Un descubrimiento innovador en el sur de Uruguay tiene el potencial de reformar la comprensión de la historia humana temprana en Estados Unidos. Los investigadores descubrieron un hueso de 33,000 años de una gente terrestre gigantesca de Arroyo del Vizcaíno, que muestra varias marcas que apuntan a una posible intervención humana. Esta evidencia sugiere que las personas pueden haber cazado a estos seres colosales mucho antes que las líneas de tiempo aceptadas anteriormente.
El calcáneo derecho fosilizado, o Heelbot, pertenece al tipo de lestodon, conocido por su impresionante tamaño. Se encontró en una densa cama de huesos con más de 2,000 restos, principalmente del mismo tipo. La muestra, identificada como Cav 45, es notable debido a una lesión especial: una depresión cónica con un diámetro de 21 mm y 41 mm de profundidad. Los bordes suaves y varias fracturas conquidales de esta figura sugieren que fue infligida con una fuerza considerable, probablemente por una herramienta utilizada por las primeras personas.
Los usuarios de tecnologías avanzadas, como la tomografía computarizada y la fundición de silicona, los investigadores investigaron cuidadosamente la lesión y descubrieron rayas microscópicas en la cavidad. Estos hallazgos indicaron que el objeto responsable de la herida rotó y cambió mientras entró en el hueso. Además, los rastros de materiales orgánicos, incluidas las fibras de las plantas, presentadas en la sangría, para apoyar la teoría de que se usó un eje de madera, posiblemente inclinado con hueso, marfil o madera dura, en el proceso de caza.
En el curso de su investigación, el equipo de investigación eliminó varias explicaciones alternativas para la lesión. Compararon las marcas en el hueso con las producidas por animales carnívoros, como gatos de sable o osos gigantescos, así como signos de erosión y daño accidental. Sin embargo, la forma clara del sangría estaba en contradicción con los patrones que típicamente se asocian con las picaduras de depredadores o los efectos aleatorios, lo que refuerza la idea de la participación humana.
Estas revelaciones toman la convicción a largo plazo de que la gente llegó a Estados Unidos por primera vez hace unos 23,000 años. La evidencia de que ya apunta a la actividad humana hace 33,000 años sugiere una superposición anterior entre las personas y la megafauna durante los períodos climatológicos críticos, especialmente antes del último máximo glacial (LGM), que se extendió de 26,500 a 19,000 años hace. Este hallazgo corresponde a otros descubrimientos que defienden una presencia humana anterior en América del Sur, que enriquece la historia con respecto a la migración humana y la extinción de la megafauna en la región.
A medida que la investigación persiste, este fósil excepcional y sus implicaciones muestran un momento crucial en la comprensión de la historia humana y nuestras interacciones con los viejos gigantes de la tierra.