El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, anunció este martes que el país ha elevado sus niveles de alerta militar ante el temor a un posible ataque de Estados Unidos. Esta decisión sigue una directiva anterior de septiembre y marca una escalada significativa en la preparación militar de Venezuela. Según López, la alerta intensificada entrará en vigor entre el martes y el miércoles, lo que requerirá que los militares pongan todo su arsenal en estado de plena disponibilidad operativa.
El plan de respuesta militar incluye un despliegue a gran escala de diversos activos, incluidos sistemas terrestres, aéreos, navales, fluviales y de misiles, así como unidades militares, la Milicia Bolivariana y cuerpos de seguridad civiles. Esta movilización integral tiene como objetivo fortalecer las defensas venezolanas contra las amenazas percibidas.
Como parte de su estrategia defensiva, se informa que el gobierno venezolano se está preparando para utilizar equipo militar obsoleto de fabricación rusa, incluidos aviones de combate Sukhoi y misiles Igla. A pesar de la antigüedad de estas armas, las fuentes indican que las capacidades militares de Venezuela son inadecuadas en comparación con el arsenal avanzado de Estados Unidos. Los observadores han criticado los centenarios activos militares del país, señalando que no son rival para la superioridad tecnológica estadounidense.
En caso de una confrontación militar, Venezuela planea implementar una estrategia de resistencia estilo guerrilla y llama a este enfoque «resistencia prolongada». Esta táctica implica orquestar actos de sabotaje y otras operaciones guerrilleras desde más de 280 lugares en todo el país. Una estrategia separada, llamada «anarquización», apunta a utilizar los servicios de inteligencia y los partidarios del partido gobernante para perturbar el orden en Caracas, haciendo que la ciudad sea efectivamente incontrolable para las fuerzas extranjeras.
Sin embargo, analistas y fuentes dentro de Venezuela se muestran escépticos sobre la efectividad de estas estrategias. Los desafíos destacados incluyen un ejército mal entrenado y no preparado para la guerra convencional contra una de las potencias militares más formidables del mundo. A pesar de las afirmaciones del gobierno de que están preparados, los conocedores han expresado su preocupación de que el ejército carezca de la organización y los recursos necesarios para una lucha sostenida.
El presidente Nicolás Maduro ha afirmado que alrededor de 8 millones de ciudadanos se están entrenando con milicias en preparación para la defensa contra posibles invasores. Los informes de los ciudadanos sugieren una voluntad de enfrentar la agresión extranjera, lo que indica una voluntad de proteger su patria.
Para aumentar las tensiones, funcionarios estadounidenses confirmaron que el grupo de ataque USS Gerald R. Ford ha entrado en aguas latinoamericanas. El despliegue, ordenado el mes pasado, fortalece la presencia militar existente en el Caribe, que incluye varios buques de guerra, un submarino nuclear y aviones F-35. El USS Gerald R. Ford, que entró en servicio en 2017, es el portaaviones más grande del mundo y tiene capacidad para más de 5.000 hombres.
A medida que la situación evoluciona, el potencial de conflicto sigue siendo una preocupación crítica para ambos países, y los funcionarios venezolanos están tomando medidas cada vez más agresivas para contrarrestar las amenazas percibidas de Estados Unidos.



