Un grupo de investigación de la Universidad de Nuevo México ha realizado un descubrimiento innovador sobre una planta prehistórica inusual que podría avanzar en nuestra comprensión de las antiguas condiciones climáticas de la Tierra. El equipo, dirigido por el profesor Zachary Sharp del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra, publicó sus hallazgos en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS). Su investigación se centra en las colas de caballo, plantas antiguas con tallos huecos que han prosperado en la Tierra durante más de 400 millones de años.
La investigación muestra que durante el proceso de movimiento del agua a través de las colas de caballo se produce una notable filtración natural, provocando que las características de los isótopos de oxígeno se asemejen a las encontradas en meteoritos y otros materiales extraterrestres. «Es un cilindro de un metro de alto con un millón de agujeros, igualmente espaciados. Es una maravilla de la ingeniería», señaló Sharp, destacando la estructura única de la fábrica. Señaló que replicar un diseño de este tipo en un laboratorio sería prácticamente imposible.
Los hallazgos arrojan luz sobre los persistentes enigmas relacionados con las mediciones de isótopos de oxígeno en la vegetación del desierto e introducen una metodología innovadora para reconstruir patrones climáticos en regiones áridas. Los isótopos de oxígeno sirven como trazadores esenciales y proporcionan información sobre las fuentes de agua, la transpiración de las plantas y la humedad. Sin embargo, la rareza de los isótopos más pesados complica los esfuerzos por anticipar sus proporciones en diferentes condiciones ambientales.
Para profundizar más, el equipo de Sharp recolectó muestras de colas de caballo lisas (Equisetum laevigatum) a lo largo de las orillas del Río Grande en Nuevo México. Observaron de cerca cómo los valores de isótopos de oxígeno cambiaban de las partes inferiores de las plantas a las superiores. Su análisis reveló anomalías excepcionalmente altas que anteriormente parecían estar fuera del rango conocido en la Tierra.
Esta investigación ha recibido atención mundial, especialmente después de que Sharp presentara sus hallazgos en la Conferencia de Geoquímica Goldschmidt en Praga a principios de este año. Durante su presentación, afirmó con franqueza: “Si encontrara esta muestra, diría que proviene de un meteorito”, enfatizando la naturaleza sorprendente de los datos. La nueva información permitió al equipo perfeccionar los modelos existentes, aclarando los resultados de isótopos inusuales observados en otras plantas del desierto. Sharp dice que estos modelos mejorados también pueden ayudar a los científicos en su búsqueda por comprender mejor el comportamiento climático antiguo.
Además, los fósiles de cola de caballo, que alguna vez alcanzaron alturas de hasta 30 metros, contienen estructuras microscópicas de sílice conocidas como fitolitos. Estas partículas pueden retener firmas isotópicas durante millones de años, lo que brinda una oportunidad única para el análisis climático histórico. Sharp describió los fitolitos como si funcionaran como un «paleohigrómetro», lo que permite a los investigadores reconstruir la humedad y las condiciones climáticas de épocas que se remontan a la era de los dinosaurios.
Las implicaciones de esta investigación son profundas: amplía las contribuciones de la UNM al campo de las geociencias y destaca las colas de caballo como inesperados pero poderosos guardianes de registros de la historia climática de la Tierra. A medida que los científicos continúan investigando estas plantas antiguas, están allanando el camino para una comprensión más profunda de los cambios climáticos de nuestro planeta a lo largo de millones de años.



