El presidente Donald Trump ha anunciado una expansión de 90 días de exhibición comercial con China, por lo que temporalmente una escalada considerable en las tensiones podría haber estado entre las dos economías más grandes del mundo. La decisión, presentada por un puesto en la plataforma social de Trump, significa que los elementos existentes del acuerdo permanecerán sin cambios, mientras que Beijing también confirmó la tarifa que rompió su agencia oficial de noticias, Xinhua.
El momento de esta expansión fue crucial, porque la fecha límite anterior terminó el martes a las 12:01 p.m. Si el plazo hubiera expirado sin expansión, Estados Unidos podría haber aumentado las tasas para la importación china de un 30%empinado, lo que dio lugar a una posible retribución de Beijing, que podría haber aumentado los impuestos sobre las exportaciones estadounidenses.
La expansión ofrece a ambos países la oportunidad de navegar por sus diferencias y trabajar en un posible top entre Trump y el presidente chino Xi Jinping a finales de este año, un movimiento que recibió positivamente las compañías estadounidenses involucradas en China.
Sean Stein, presidente del Consejo de Negocios US-China, enfatizó la importancia de esta expansión y lo describe como «crítico». Afirmó que ambos gobiernos permiten el tiempo necesario para negociar un acuerdo comercial que podría aumentar el acceso al mercado para las empresas estadounidenses en China y ofrecer la previsibilidad que las empresas necesitan para formular planes a mediano y largo plazo.
Stein enfatizó la necesidad urgente de asegurar un pacto sobre el fentanilo que no solo conduciría a una reducción en las tasas estadounidenses, sino que también iniciaría una recuperación de las medidas de represalia de China contra las exportaciones de agricultura y energía estadounidense.
El viaje para formalizar un acuerdo comercial con China sigue siendo un excelente desafío para Trump, especialmente porque su administración ha cambiado fundamentalmente el panorama comercial mundial. Este cambio incluye la imposición de dos dígitos en casi todas las naciones, lo que lleva a relaciones tensas con numerosos socios comerciales. Países como la Unión Europea y Japón se sintieron obligados a aceptar acuerdos comerciales adversos con Trump para prevenir tasas más difíciles.
El enfoque comercial de Trump ha transformado a los Estados Unidos de una economía del mercado abierto en una fortaleza proteccionista. La tasa estadounidense promedio aumentó de alrededor del 2.5% al comienzo del año al 18.6%, el nivel más alto observado desde 1933, según el laboratorio de presupuesto de la Universidad de Yale.
Al mismo tiempo, China ha retirado la agresiva estrategia comercial estadounidense, principalmente debido al control de los minerales de tierras raras que son cruciales para diversas industrias, incluidos los vehículos eléctricos y la producción de aviones. En junio, ambos países llegaron a un acuerdo que tenía la intención de iluminar estas tensiones, por lo que Estados Unidos relajó las restricciones de exportación sobre la tecnología de chips informáticos y el etano, mientras que China dio a las empresas estadounidenses acceso a tierras raras.
Las opiniones sobre si Estados Unidos puede llegar a un acuerdo comercial significativo con China varía. La preocupación permanece con respecto a problemas como la protección insuficiente de China de los derechos de propiedad intelectual y los extensos subsidios proporcionados a las empresas locales, muchos de los cuales afirman crear un campo de juego injusto en los mercados internacionales. El diálogo continuo entre los países sugiere el reconocimiento de los límites para el apalancamiento estadounidense de un lado, en el que los expertos indican que aunque algunas pequeñas similitudes son posibles, probablemente no se resuelvan problemas más sustantivos.
El ex diplomático estadounidense Jeff Moon reconoció que la complejidad de estas negociaciones significa que la guerra comercial podría continuar existiendo durante años, de modo que se subrayan las implicaciones del panorama económico actual entre Estados Unidos y China.