En medio de la escalada de tensiones por la supuesta violencia contra los cristianos en Nigeria, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha emitido una severa advertencia sobre una posible acción militar. En una publicación en su plataforma de redes sociales Truth Social, Trump instó al Departamento de Defensa a prepararse para una rápida intervención militar si el gobierno nigeriano no abordaba los asesinatos denunciados.
Enfatizando su frustración, Trump amenazó con cortar toda la ayuda estadounidense a Nigeria, calificando a la nación de «país deshonrado». Destacó que si el gobierno nigeriano no actúa rápidamente para proteger a la comunidad cristiana, Estados Unidos respondería con acciones militares agresivas para combatir a los que llamó “terroristas islámicos” responsables de estas atrocidades. “¡Cuando ataquemos, será rápido, cruel y dulce, tal como los matones terroristas están atacando a nuestros AMADOS cristianos!” exclamó.
Los comentarios de Trump coincidieron con el apoyo del secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, quien indicó que los militares estaban en alerta. Subrayó la posición del gobierno diciendo que el gobierno nigeriano debe tomar medidas de protección o actuar rápidamente contra quienes cometen violencia.
La controvertida posición se produce después de que Nigeria fuera reincluida en la lista de «Países de Especial Preocupación» del Departamento de Estado de EE.UU., una designación dirigida a países que han violado sistemáticamente las libertades religiosas. La administración Trump había incluido previamente a Nigeria en esta lista, que posteriormente fue eliminada por el presidente Joe Biden en 2021.
En respuesta a los comentarios de Trump, el presidente nigeriano Bola Ahmed Tinubu defendió el compromiso del país con la libertad religiosa y expresó su preocupación por la caracterización de Nigeria como intolerante. Afirmó que la realidad de Nigeria refleja los esfuerzos en curso para proteger los derechos de todos los grupos religiosos. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Nigeria se hizo eco de este sentimiento y reafirmó su determinación de combatir el extremismo violento y al mismo tiempo entablar un diálogo constructivo con Estados Unidos.
La cuestión ha llamado la atención en el contexto del complejo tejido socioreligioso de Nigeria, donde casi la mitad de la población se identifica como cristiana y la otra mitad como musulmana. Ambas comunidades se han enfrentado a la violencia, especialmente de grupos extremistas como Boko Haram, que ataca no sólo a los cristianos sino también a los musulmanes que no se ajustan a sus rígidas interpretaciones.
A medida que aumentan las tensiones, la comunidad internacional observa de cerca cómo evoluciona la situación, con llamados tanto para la protección de las libertades religiosas como para un enfoque diplomático para resolver los problemas subyacentes que contribuyen a la violencia en Nigeria.



