En una muestra reciente de su agresiva postura comercial, Donald Trump apuntó a Canadá, acusando al país de prácticas desleales contra los agricultores estadounidenses, incluida la imposición de aranceles de hasta el 400%. Sus comentarios siguieron a un anuncio canadiense que destacaba la oposición del ex presidente Ronald Reagan a los aranceles, una afirmación que Trump cuestiona, afirmando que Reagan en realidad favorecía los aranceles por motivos de seguridad nacional.
En una publicación en Truth Social, Trump escribió: «Canadá hizo trampa y fue atrapado. A él (Reagan) le encantaban los aranceles sobre nuestro país y su seguridad nacional». Además, acusó a Canadá de intentar influir indebidamente en la Corte Suprema de Estados Unidos en lo que llamó “uno de los fallos más importantes en la historia de nuestro país”. Trump expresó su gratitud a la Fundación Ronald Reagan por supuestamente exponer estas injusticias y concluyó con un grito de guerra: “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.
Trump recientemente promocionó su estrategia arancelaria como una piedra angular de su agenda política desde que regresó al poder. El principio rector de su administración parece ser que el comercio con Estados Unidos tiene un costo en forma de aranceles, cuyas tasas ajusta según su criterio. Afirmó que estas tasas han contribuido a un mercado de valores récord y son beneficiosas para la economía estadounidense.
Canadá no es el único país que enfrenta las críticas de Trump. Mientras revisa su política comercial, China también permanece en su punto de mira. El 10 de octubre, anunció una propuesta de arancel del 100% sobre los productos chinos que entraría en vigor el 1 de noviembre, alegando que era una medida temporal para presionar a Beijing antes de las conversaciones con el presidente Xi Jinping.
En una entrevista con Fox Business Network, Trump afirmó: «Un arancel del 100% no es sostenible; me obligaron a hacerlo», enfatizando que la decisión fue una respuesta a la «postura sin precedentes» de China. Reiteró que Estados Unidos impondría este fuerte arancel, además de los aranceles existentes, como muestra de fuerza contra China.
Los continuos vaivenes sobre los aranceles ponen de relieve una tendencia más amplia en la política comercial exterior de Estados Unidos bajo el gobierno de Trump, quien ha adoptado una línea dura sobre lo que considera desigualdades en las prácticas comerciales con diferentes países. Mientras su administración continúa navegando por complejas relaciones internacionales, las implicaciones de estas decisiones arancelarias podrían resonar ampliamente en todos los sectores, impactando tanto a los mercados nacionales como a los globales.



