Surge un conflicto entre agencias por el cambio propuesto en el liderazgo de contrainteligencia federal


Existe un conflicto potencial entre los servicios de inteligencia estadounidenses por un controvertido proyecto de ley que se debate en la Cámara de Representantes. La legislación propuesta tiene como objetivo transferir el liderazgo de los esfuerzos federales de contrainteligencia del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) a la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (DNI). Este cambio marca un aumento significativo en la responsabilidad de Tulsi Gabbard, quien obtendría control directo sobre las actividades de contrainteligencia si se aprueba el proyecto de ley.

El FBI se opuso firmemente al proyecto de ley en una dura carta al Congreso, diciendo que resultaría en daños “graves a largo plazo” a la seguridad nacional. La agencia, que tiene más de una década de experiencia en contrainteligencia, dijo que los cambios propuestos plantearían desafíos burocráticos que podrían obstaculizar sus actividades. La carta plantea preguntas críticas sobre las implicaciones de tal cambio, incluyendo si los procesamientos relacionados con la contrainteligencia requerirían la aprobación del recién organizado DNI y cómo podría surgir confusión jurisdiccional entre el FBI y otras agencias de inteligencia.

Este no es el primer caso de tensión entre el FBI y el DNI. Han salido a la luz conflictos anteriores, en particular los que involucran a Joe Kent, director del Centro de Contraterrorismo y asesor cercano de Gabbard. Según se informa, Kent buscó acceso a archivos confidenciales relacionados con el asesinato de Charlie Kirk, lo que generó preocupaciones dentro de la jerarquía del FBI sobre extralimitaciones y posible interferencia con las investigaciones en curso.

La propuesta actual para reformar las operaciones de contrainteligencia no sólo diluiría la autoridad establecida del FBI sino que también ampliaría la supervisión del DNI, creando potencialmente una nueva posición similar a la de un «zar de contrainteligencia». Los críticos, incluidos funcionarios del FBI, argumentan que los orígenes del DNI son inconsistentes con la creación de tal puesto y temen que pueda comprometer la integridad operativa de las actividades de inteligencia.

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El senador Mark Warner ha llamado la atención sobre la necesidad urgente de adoptar una postura proactiva contra adversarios como el Partido Comunista Chino, Rusia, Irán y varios grupos terroristas, afirmando que las respuestas de Estados Unidos han sido demasiado cautelosas. La fricción entre las agencias y el proyecto de ley llega en un momento en que algunos oficiales de inteligencia expresan reservas sobre las calificaciones de Gabbard. Sus comentarios anteriores sobre conflictos geopolíticos, en particular su formulación de la guerra siria y sus controvertidas opiniones sobre el régimen de Assad, han causado pánico entre algunos expertos.

Además, el reciente intento de Gabbard de investigar la muerte de Kirk debido a una posible participación extranjera complica aún más su posición, convirtiéndola en una figura controvertida dentro de la comunidad de inteligencia. Si asume un papel poderoso que se vuelve altamente politizado, esto podría llevar a un deterioro de la confianza institucional entre los servicios de inteligencia.

A medida que la situación evolucione, las partes interesadas en todo el panorama de la inteligencia seguirán de cerca las implicaciones de esta propuesta legislativa y su potencial para remodelar el futuro de los esfuerzos de contrainteligencia de Estados Unidos. La compleja interacción de jurisdicción, autoridad y consideraciones políticas sigue siendo un tema central en este conflicto en curso.



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