Suhakam insta a la policía a ejecutar la orden judicial en el caso de Indira Gandhi


La Comisión de Derechos Humanos de Malasia (Suhakam) ha instado al jefe de policía del país a ejecutar inmediatamente una orden judicial destinada a localizar a Prasana Diksa, la hija desaparecida de Indira Gandhi, una mujer hindú de origen indio. La declaración se produce después de una prolongada batalla legal y personal tras la conversión de los tres hijos de Indira al Islam por parte de su ex marido, Muhammad Riduan Abdullah, quien se fugó con el hijo menor hace 16 años.

El incidente ha atraído una atención renovada cuando el líder político local Naran Singh, vicepresidente de Perak Gerakan, buscó la ayuda de un investigador privado para localizar tanto a Riduan como a Prasana. Esta saga en curso encarna cuestiones complejas de conversión religiosa, disputas de custodia y la búsqueda de justicia en Malasia, un país predominantemente musulmán.

Suhakam expresó serias preocupaciones por la falta de acción de la policía y enfatizó la necesidad de que los agentes encargados de hacer cumplir la ley cumplan con sus responsabilidades legales. El comité afirmó que cualquier retraso en la audiencia de este caso podría erosionar la confianza del público en el sistema de justicia de Malasia y prolongar la angustia emocional que enfrenta Indira Gandhi.

Indira hizo pública su emotiva súplica y recientemente asistió a una reunión donde sostuvo el viejo osito de peluche de su hija, un conmovedor recordatorio de Prasana, que ahora tendría 16 años. Los dos hijos mayores de Indira, Karan Dinish y Tevi Darsiny, han permanecido con ella y están comprometidos a apoyarla en la búsqueda de su hermana desaparecida, enfatizando su intención de defender su fe hindú en medio de la agitación causada por las acciones de su padre.

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La complicada historia comenzó en 2009, cuando el entonces marido de Indira, inicialmente K Pathmanathan, se convirtió al Islam y se convirtió en Muhammad Riduan Abdullah. Convirtió unilateralmente a los tres niños al Islam sin el conocimiento ni el consentimiento de Indira a través de un tribunal de la Sharia. Luego tomó Prasana, que entonces tenía sólo 11 meses, y desapareció. A pesar de los esfuerzos de las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley, incluidas, al parecer, consultas con las autoridades de inmigración, se ha avanzado poco en su localización.

En una decisión histórica de 2018, el Tribunal Federal de Malasia dictaminó que las conversiones de los niños no eran válidas, confirmando que el consentimiento de ambos padres es necesario para la conversión de menores según las leyes de matrimonio civil. Sin embargo, Riduan y Prasana no han sido localizados desde esa sentencia.

El caso de Indira Gandhi se ha convertido en una cuestión crucial de derechos humanos en Malasia, lo que refleja preocupaciones sociales más amplias sobre el sistema legal dual que existe en el país. Este sistema permite que tanto los tribunales civiles como los tribunales de la Sharia funcionen en paralelo, con la conversión teniendo lugar en un contexto de la Sharia, mientras que las cuestiones de custodia se asignan a los tribunales civiles. La complejidad de la situación revela los desafíos que implica dar cabida a múltiples marcos legales en una nación multiétnica y multireligiosa.

Durante su reciente marcha, a la que asistieron unos 200 simpatizantes, Indira Gandhi intentó entregar el osito de peluche de su hija al inspector general de policía Khalid Ismail. Sin embargo, Khalid no se reunió con los manifestantes, lo que generó más críticas por parte de activistas y figuras de la oposición.

“He esperado 16 años. Lo único que quiero es recuperar a mi hija”, declaró Indira Gandhi mientras su búsqueda de justicia atraía una vez más la atención nacional, subrayando la necesidad de responsabilidad y claridad en un caso que resuena profundamente en la sociedad malaya.



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