El presidente ruso Vladimir Putin se está preparando para una cumbre crucial con el presidente estadounidense Donald Trump en Budapest, Hungría, destinada a discutir posibles soluciones a la guerra en curso en Ucrania. Sin embargo, su participación se produce en el contexto de un desafío legal importante: una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI). La orden, de marzo de 2023, acusa a Putin de participar en el secuestro de niños ucranianos durante el conflicto, lo que plantea dudas sobre su seguridad y su estatus legal durante sus viajes al extranjero.
A pesar de la orden, Hungría ha asegurado que a Putin se le permitirá entrar al país para mantener conversaciones cruciales con Trump. El enfoque de Hungría llega en un momento en que el país también está explorando su relación con la CPI, lo que indica planes para retirarse de la corte. Este contexto añade una capa adicional de complejidad a la dinámica geopolítica en juego.
El jueves, Trump anunció su acuerdo para reunirse con Putin en Budapest para una segunda cumbre sobre la guerra en Ucrania, expresando optimismo sobre el momento de la reunión, que según dijo podría tener lugar dentro de las próximas dos semanas. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, quien ha estado trabajando activamente con ambos líderes en la preparación de la cumbre, se hizo eco de este sentimiento. Orbán indicó que las conversaciones avanzaban rápidamente, indicando que se están realizando esfuerzos diplomáticos sólidos para facilitar la reunión.
El Ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto, confirmó el compromiso del gobierno de garantizar que Putin pueda asistir a la cumbre sin complicaciones legales. Declaró: «Nos aseguraremos de que entre en Hungría, lleve a cabo negociaciones exitosas aquí y luego regrese a casa». Szijjarto enfatizó el estatus de Hungría como nación soberana, subrayando la intención del país de dar una cálida bienvenida a Putin y crear las condiciones necesarias para negociaciones efectivas con Trump.
La Unión Europea también ha expresado un cauto optimismo sobre los posibles resultados de la reunión de Budapest, considerándola un posible camino hacia la paz en Ucrania. Si bien Putin todavía está sujeto a una congelación de activos bajo las sanciones de la UE, hay una diferencia en que actualmente no está sujeto a una prohibición de viajar por parte del bloque, lo que podría facilitar su participación en las conversaciones. Sin embargo, persisten desafíos logísticos, especialmente en relación con la prohibición de la UE sobre aviones rusos, que Putin tendrá que navegar mientras planifica su viaje.
A medida que el panorama político cambia en respuesta a estas discusiones inminentes, el mundo está observando de cerca para ver si esta reunión crítica realmente puede conducir a pasos significativos para poner fin al conflicto en curso y abordar la crisis humanitaria que se desarrolla en Ucrania.