Polonia, miembro de la OTAN, respondió a la escalada de tensiones en la región volando aviones de combate mientras Rusia lanzaba ataques a gran escala contra la vecina Ucrania. El Comando Operacional de las Fuerzas Armadas de Polonia informó en X que “se desplegaron pares de cazas de servicio y un avión de alerta temprana”, señalando además que los sistemas de defensa aérea terrestres y los sistemas de detección de radio estaban en alerta máxima.
Esta respuesta de Polonia se produce en el contexto de los recientes incidentes en los que drones rusos invadieron el espacio aéreo polaco durante los ataques a Ucrania. En septiembre, aviones de combate polacos derribaron estos drones, lo que marcó el primer uso de la fuerza por parte de un miembro de la OTAN desde el inicio de la invasión a gran escala de Rusia. El aumento de la actividad aérea aumenta los temores de que el conflicto en Ucrania pueda extenderse intencionada o involuntariamente al territorio de la OTAN.
El mismo día en que tuvo lugar el combate con aviones de combate, las autoridades polacas abordaron otra cuestión derivada de las crecientes preocupaciones en materia de seguridad. Los explosivos encontrados en las vías ferroviarias fueron etiquetados como parte de un «ataque de sabotaje», lo que ilustra aún más la tensa atmósfera en Varsovia.
En respuesta a las operaciones militares, los aeropuertos de las ciudades polacas de Rzeszow y Lublin han sido cerrados temporalmente para facilitar el paso de aviones militares. Los ataques rusos con misiles y drones tuvieron como objetivo el oeste de Ucrania cerca de la frontera con Polonia, causando daños generalizados y varios incidentes importantes, incluido un gran incendio en Lviv. Los canales de redes sociales mostraron imágenes de la dramática columna de humo que se elevaba sobre la ciudad, mientras las autoridades locales informaban de ataques a la energía y a infraestructuras críticas. La ciudad oriental de Kharkiv también sufrió ataques, con decenas de heridos cuando los drones Geran-2 atacaron zonas residenciales, lo que ilustra el impacto generalizado del conflicto en curso.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, informó que las fuerzas rusas habían desatado una ola sustancial de ataques, disparando 470 drones y 48 misiles en varias regiones, incluidos misiles balísticos y de crucero. Estos ataques han reavivado las discusiones sobre la necesidad de “sanciones efectivas” contra Rusia y un llamado urgente a más apoyo para Ucrania. Esas acciones militares subrayan aún más la necesidad de que Ucrania fortalezca sus defensas aéreas; El Departamento de Estado de Estados Unidos aprobó una posible venta de 105 millones de dólares para mejorar el sistema de defensa aérea Patriot de Ucrania, con el objetivo de fortalecer sus capacidades de autodefensa y seguridad regional.
La presión de Zelensky por refuerzo militar fue evidente durante su visita a París a principios de esta semana, donde llegó a un acuerdo para comprar hasta 100 aviones de combate Rafale de fabricación francesa, junto con equipos antiaéreos y drones de Francia.
Ante estos acontecimientos, el Mando Operacional polaco afirmó que sus maniobras defensivas eran medidas preventivas destinadas a vigilar su espacio aéreo, especialmente cerca de las regiones consideradas amenazadas. Mientras tanto, el Ministerio de Energía de Ucrania confirmó que se han producido cortes de energía de emergencia en varias regiones como resultado de los ataques rusos a la infraestructura energética.
De cara al futuro, se esperan continuos ataques con drones y misiles por parte de Rusia mientras la guerra continúa. En un esfuerzo por reactivar las conversaciones con Rusia, Zelensky planeó una visita a Turquía, donde podrían tener lugar conversaciones con el presidente Recep Tayyip Erdogan. Los informes sugieren que el enviado especial del expresidente estadounidense Donald Trump, Steve Witkoff, también podría participar en estas negociaciones, aunque el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, indicó que ningún representante ruso participaría en las conversaciones.



