En un estudio innovador, los químicos han desvelado un nuevo marco para evaluar la eficacia de la unión del monóxido de carbono (CO) a las superficies del catalizador durante la crucial conversión de dióxido de carbono (CO2). Esta propiedad adhesiva, conocida como energía de adsorción de CO2, juega un papel crucial en la determinación de los resultados de diversas reacciones químicas, lo que influye en la producción de productos combustibles esenciales como el metanol y el etanol.
Utilizando una técnica electroanalítica avanzada ampliamente accesible, los investigadores descubrieron que la fuerza de la energía de adsorción de CO2 está influenciada por varios factores. Estos incluyen el material catalizador específico utilizado, el voltaje aplicado y las características estructurales de la superficie del catalizador. Esta información marca un avance significativo en el campo, ya que la información en tiempo real sobre la adsorción de CO puede ayudar a los científicos a innovar métodos para reciclar CO2 y convertirlo en recursos útiles.
Zhihao Cui, autor principal del estudio y químico postdoctoral en la Universidad Estatal de Ohio, expresó optimismo sobre el potencial de estos hallazgos. «Nuestro enfoque proporciona un puente esencial entre la teoría y la experimentación al ayudar a guiar el diseño de catalizadores que pueden convertir de manera más eficiente el CO2 en combustibles líquidos útiles», dijo.
Anteriormente, la falta de una técnica experimental factible para medir la fuerza de unión del CO en condiciones de reacción realistas obstaculizaba las predicciones teóricas sobre la dinámica de la reacción. Sin embargo, el nuevo método permitió al equipo validar sus teorías examinando las interacciones del CO con materiales como el oro y el cobre. Sus hallazgos revelaron una diferencia significativa: aunque ambos metales exhiben fuerzas de unión similares para el CO, sólo el cobre es capaz de facilitar la producción de compuestos multicarbonados a partir de CO2.
Anne Co, coautora del estudio y profesora de química y bioquímica en el estado de Ohio, comentó sobre la complejidad del proceso de adsorción de CO2. «El dióxido de carbono es una molécula muy estable, por lo que es difícil de descomponer», señaló. Esto pone de relieve la naturaleza intensiva en energía de la conversión de CO2 en productos útiles, que normalmente requiere múltiples pasos de reacción y un aporte significativo de energía.
Al utilizar la electroquímica para generar y almacenar la energía necesaria, el nuevo marco ofrece la oportunidad de optimizar los requisitos energéticos para las reacciones químicas. Estos avances son especialmente relevantes para diseñar combustibles más sostenibles. La simplicidad del método, que no requiere instrumentación costosa, lo hace adaptable a diferentes tipos de catalizadores, lo que permite aplicaciones de investigación más amplias.
Cui destacó el potencial para futuras investigaciones e indicó que aunque su método tiene limitaciones, se planean mejoras posteriores para profundizar la comprensión de los procesos químicos involucrados. «Incluso una técnica muy simple, como la que utilizamos en este estudio, puede marcar una diferencia real en esta área», afirmó. «Así que, siempre que tu idea sea nueva, es posible que puedas medir algo que antes se consideraba imposible».
Este estudio, que representa una colaboración entre investigadores de la Universidad Estatal de Ohio, sirve como un paso prometedor hacia el avance de tecnologías más limpias en la producción de combustible, prediciendo un futuro más sostenible a través de un mejor diseño y eficiencia de los catalizadores.



