Miles se reunieron el sábado en Messina, Sicilia, para expresar su oposición contra un plan gubernamental para un puente de 13.5 mil millones de euros destinados a conectar al continente italiano con Sicilia. El ambicioso proyecto de infraestructura ha vuelto a preparar los debates existentes sobre los posibles beneficios económicos en comparación con las principales preocupaciones sobre la seguridad, los efectos ambientales y el riesgo de participación de la mafia.
Los activistas salieron a las calles y cantan oraciones como «La calle de Messina no tocada» y sosteniendo pancartas que anuncian «No Ponte» (sin puente). Los organizadores estiman la multitud para llegar a alrededor de 10,000 participantes, que subrayan la oposición del público contra la propuesta, que amenaza con mover a alrededor de 500 familias.
Los planes para el puente abarcan 3.7 kilómetros (2.2 millas), con una parte suspendida de 3.3 kilómetros (más de 2 millas) que superaría el puente Canikkal de Turquía, lo que lo convierte en el puente de suspensión más largo en todo el mundo. A pesar de la naturaleza ambiciosa del proyecto, el escepticismo se cierne en los oponentes, en particular dados los temores con respecto a los riesgos de terremotos y el daño al medio ambiente, incluidas las amenazas para las aves migratorias.
El ministro de Transporte, Matteo Salvini, defensor del puente, lo saludó como «el proyecto de infraestructura más grande en Occidente», con el argumento de que podría crear hasta 120,000 empleos anualmente y que el crecimiento económico en el sur de Italia podría catalizar. Hizo hincapié en que aumentaría la conectividad, lo que reduciría los tiempos del ferry de aproximadamente 100 minutos a solo 10 minutos en automóvil. También se espera que el puente considere considerablemente los tiempos de viaje, por lo que una capacidad potencial de 6000 automóviles por hora y 200 trenes se reclaman diariamente.
A pesar de estas afirmaciones, el sentimiento público sigue siendo cuidadoso. Muchos manifestantes creen que los riesgos superan los beneficios potenciales que ven lo que ven como una interrupción adversa del paisaje natural y las comunidades locales. El proyecto no está exento de un contexto histórico, porque las propuestas para el puente se han extendido desde 1969, con intentos del gobierno previos cancelados debido a preocupaciones similares.
Después de una aprobación reciente de un comité gubernamental que supervisa las inversiones públicas estratégicas, por el momento, el trabajo ya podría comenzar en septiembre o principios de octubre, a la espera de la aprobación legal del Tribunal de Auditoría de Italia. Se planea comenzar la construcción completa en 2026, con la finalización proyectada entre 2032 y 2033.
Además, el gobierno italiano vincula la construcción del puente para mejorar la seguridad nacional, porque podría facilitar los movimientos rápidos de las tropas para la OTAN, lo que lo hace elegible para el financiamiento relacionado con la defensa. El presidente Giorgio Meloni ha enfatizado la necesidad de medidas estrictas contra la mafia para proteger el proyecto contra las influencias del crimen organizado, lo que complica aún más la historia de esta controvertida propuesta.
A medida que el debate se intensifica, tanto los seguidores como los oponentes continúan sopesando las implicaciones sociales, económicas y ambientales de esta compañía monumental, lo que lo convierte en una escena para un conflicto constante en el corazón de Sicilia.