Microplásticos encontrados en un lago a gran altitud debido a la contaminación del equipo de senderismo


En el sereno lago Tear of the Clouds, ubicado en las majestuosas montañas Adirondack de Nueva York, ha salido a la luz una inquietante realidad. Reconocido como uno de los manantiales más altos del río Hudson, este pintoresco lago se ha convertido en un punto focal no sólo para los excursionistas que buscan tranquilidad, sino también para un preocupante problema ambiental. Investigaciones científicas recientes muestran que hay cantidades significativas de microplásticos en las aguas, provenientes de equipos cotidianos al aire libre, como zapatos y ropa.

Sorprendentemente, a pesar de lo remoto del lago, es uno de los cuerpos de agua más contaminados del noreste de Estados Unidos. Esta nueva realidad expone las consecuencias no deseadas de la recreación al aire libre, ya que los excursionistas, sin saberlo, contribuyen a la contaminación de estos hábitats naturales.

Una expedición de investigación dirigida por el científico de datos ambientales Tim Keyes y el especialista en desarrollo de senderos Joe Dadey jugó un papel crucial en el descubrimiento de esta situación. Se centraron en el lago Tear of the Clouds y Moss Pond, un lago alpino menos visitado a una elevación similar. Sus muestras de agua mostraron marcadas diferencias: el lago Tear contenía la alarmante cantidad de 16,54 partículas microplásticas por mililitro, eclipsando las 0,73 partículas por mililitro de Moss Pond. Esto marcó un extraordinario aumento del 2.000% en la presencia de microplásticos debido a la actividad humana en la zona más transitada.

Keyes señaló que las hipótesis iniciales sugerían que la deposición atmosférica era la principal causa de la contaminación, pero la investigación reveló una correlación directa entre la presencia humana y los niveles de contaminación observados. Esta forma sutil de contaminación se infiltra silenciosamente en los ecosistemas y persiste indefinidamente, desafiando la creencia anterior de que las áreas remotas permanecen intactas por las actividades humanas.

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La investigación muestra que las zapatillas de trail con suelas blandas y la ropa exterior sintética contribuyen de forma importante a este problema de microplásticos. A diferencia de los desechos tradicionales, estos materiales se deterioran con el uso, liberando pequeñas fibras al medio ambiente a medida que los excursionistas viajan por la naturaleza. Investigaciones de organismos internacionales, como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, respaldan esta conclusión, destacando que una proporción importante de los microplásticos oceánicos provienen de textiles sintéticos.

Los hallazgos subrayan preocupaciones ambientales más amplias: los microplásticos se han infiltrado incluso en los lugares más prístinos, apareciendo en las nubes, el hielo del Ártico y el agua de las profundidades marinas. La presencia de estas partículas en el Lago Lágrima de las Nubes ilustra que la actividad humana deja su huella independientemente de su ubicación.

El experto Sami Romanick comentó sobre la confiabilidad de la investigación y su alineación con las tendencias existentes en los ecosistemas tanto marinos como continentales. El marcado contraste entre los dos lagos sirve como un recordatorio convincente del impacto de la recreación al aire libre en el medio ambiente.

Aunque los investigadores no recomiendan caminar, sí enfatizan la necesidad de concienciar sobre la verdadera huella ecológica de tales actividades. Recomiendan adoptar prácticas como usar botas con suelas de goma dura, que liberan menos microplásticos, y optar por fibras naturales en lugar de materiales sintéticos para minimizar la pérdida de fibras.

Los investigadores instan a los fabricantes de equipos para actividades al aire libre a centrarse en desarrollar materiales más sostenibles que reduzcan el microdesprendimiento. Los cambios más pequeños y deliberados pueden crear diferencias significativas en la reducción del impacto ecológico a medida que los espacios recreativos al aire libre experimentan un mayor tráfico.

El otrora inmaculado lago, que inspiró al naturalista Verplanck Colvin a describirlo como un “desgarro meticuloso y sin pretensiones de las nubes”, ahora refleja la compleja interacción entre la naturaleza y la presencia humana, y sirve como un recordatorio de la responsabilidad que tienen los excursionistas con estos preciosos entornos.



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