A la luz del creciente debate sobre la enseñanza del consentimiento a los niños mayores, los expertos enfatizan la importancia de iniciar estos debates temprano. En lugar de esperar hasta que los niños lleguen a la adolescencia, se anima a los padres a iniciar conversaciones sobre el tacto apropiado y la autonomía corporal desde una edad temprana. Este enfoque proactivo no sólo normaliza el concepto de consentimiento, sino que también desempeña un papel crucial en la protección de los niños de posibles abusos al definir cuál es un comportamiento aceptable con respecto a sus cuerpos.
Los padres pueden empezar a enseñar el concepto de consentimiento incluso antes de que los niños puedan verbalizar sus pensamientos. Las rutinas cotidianas, como cambiar pañales, brindan oportunidades perfectas para participar en estas discusiones. Los expertos recomiendan tomarse el tiempo para comunicarse claramente con los niños mientras les cambian los pañales. Por ejemplo, los padres deben mirar a su hijo a los ojos, explicarle lo que está sucediendo diciéndole: «Necesitas cambiar un pañal» y luego hacer una pausa para darle tiempo al niño para procesar la información. Ofrecer opciones, como si prefieren caminar o que los lleven al cambiador, empodera a los niños y refuerza la idea de que tienen voz y voto en lo que sucede con sus cuerpos.
Las tácticas de distracción que se utilizan a menudo durante el cambio de pañales, como cantar una canción o darle un juguete al niño, pueden socavar el objetivo de enseñar el consentimiento. En cambio, los padres deberían fomentar la conciencia durante estos momentos. Las señales verbales constantes pueden promover el reconocimiento de los niños de que sus cuerpos son suyos, ayudándoles a comprender los límites desde una edad temprana. Por ejemplo, frases como: ‘¿Puedes ayudarme levantándote el trasero para que pueda cambiarte el pañal?’ afirmar la agencia de un niño.
También se recuerda a los padres que sean amables con ellos mismos durante el cambio de pañales, reconociendo que la perfección no siempre es posible. La vida a menudo puede interrumpir sus mejores intenciones, debido a limitaciones de tiempo o situaciones inesperadas. El objetivo es practicar estas estrategias con la mayor frecuencia posible, comprendiendo al mismo tiempo que algunos cambios no serán ideales.
La terminología anatómica correcta juega un papel importante en este proceso educativo. Los expertos recomiendan utilizar nombres propios para partes del cuerpo, como vulva, pene y ano, en lugar de sustitutos infantiles. Esta práctica no sólo ayuda a los niños a sentirse cómodos hablando de sus cuerpos, sino que también les permite comunicar tocamientos inapropiados con adultos de confianza.
Además, los padres pueden promover una sensación de autonomía en las decisiones diarias además del cambio de pañales, como elegir ropa, refrigerios o actividades. Este enfoque reduce las posibles luchas de poder y desarrolla aún más la independencia de los niños.
Se anima a los padres a ser observadores y receptivos al lenguaje corporal de sus hijos en todas las interacciones. Garantizar que los niños se sientan cómodos con gestos físicos, como abrazarlos o que los carguen, puede promover una sensación de seguridad y respeto por su espacio personal. Reconocer las señales de un niño sobre su nivel de comodidad puede ser igualmente importante.
En conclusión, el diálogo en torno al consentimiento debe comenzar temprano e integrarse en la vida cotidiana. La necesidad de educar a los niños sobre sus cuerpos y sus límites personales no sólo pretende empoderarlos, sino también sentar las bases para relaciones respetuosas en el futuro.



