Los gigantes tecnológicos de China desafían las sanciones estadounidenses en la raza de semiconductores


Las principales compañías tecnológicas de China, Huawei y Xiaomi, desafían la historia sobre la raza global de semiconductores, que tradicionalmente ha visto a las empresas estadounidenses en primer plano. A pesar de las rigurosas sanciones impuestas por los Estados Unidos para suprimir el progreso de China en la tecnología de semiconductores, ambas compañías han logrado un progreso considerable que ahora causa preocupación entre los responsables políticos estadounidenses.

En un desarrollo innovador en agosto de 2023, Huawei lanzó el Mate 60 Pro, un teléfono inteligente con el Kirin 9000S -Chip, un semiconductor desarrollado y fabricado en su propio país. Este lanzamiento es notable porque representa el primer intento exitoso de una compañía china para crear un poderoso chip completamente en China, una actuación que, según muchos, sería inalcanzable bajo las sanciones internacionales actuales.

El chip Kirin 9000S, fabricado por Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), puede no corresponder a los chips avanzados de 3 nanómetros o 5 nanómetros producidos por sus homólogos taiwaneses y surcoreanos, pero el rendimiento aún tiene mucha atención en la industria técnica. El Mate 60 Pro simboliza un punto de inflexión para China, con un ejemplo de una resistencia que contradice las expectativas de las sanciones con la intención de obstaculizar la innovación tecnológica.

Mientras tanto, Xiaomi también está dando pasos hacia la dependencia de semiconductores. Aunque el lanzamiento del teléfono inteligente de Huawei ha grabado cabezales de medios, Xiaomi expande metódicamente sus opciones de semiconductores mediante el desarrollo de chipsets para funcionalidades cruciales, incluidos los sistemas de cámara y la gestión de energía. Aunque este esfuerzo no incluye la creación de un procesador completo, refleja un movimiento importante hacia el suministro de autosuficiencia en un sector que está dominado durante mucho tiempo por jugadores internacionales.

La estrategia de Xiaomi indica la ambición más amplia de China para reducir su dependencia de la tecnología extranjera y mejorar el ecosistema de la producción técnica nacional. A medida que las tensiones geopolíticas continúan aumentando, puede tener la capacidad de producir componentes tecnológicos importantes en su propio país son cruciales para la seguridad y la sostenibilidad de la industria técnica china.

El gobierno chino respalda activamente esta iniciativa invirtiendo recursos sustanciales en el sector semiconductores para promover una infraestructura tecnológica autoceliante. Desde el surgimiento de las sanciones internacionales, Beijing ha dedicado miles de millones a apoyar a los fabricantes de chips locales y ha alentado la aprobación de RISC-V, una arquitectura de código abierto que diseña el diseño de los chips será las líneas actuales.

El cambio de una visión sobre la autosuficiencia incierta de un plan utilizable toma forma cuando China invierte en varias facetas de la producción de semiconductores, incluidos equipos de fotolitografía avanzados y tecnologías de empacación de chips. Además, enfatiza los esfuerzos para tener máquinas críticas de ingeniería inversa que no se puede importar subraya la dedicación de China para desafiar el dominio occidental en la producción de alta tecnología.

A medida que se desarrollan estos desarrollos, los funcionarios estadounidenses son cada vez más conscientes de que el progreso de China puede no haberse incluido como se esperaba. Los expertos predicen que en la década siguiente, China podría alcanzar un nivel de dependencia de la producción de chips que eliminaría por completo su dependencia de la tecnología extranjera y la ubicaría en una posición poderosa en relación con los Estados Unidos y sus aliados.

Lo que inicialmente se diseñó como una estrategia para limitar las ambiciones tecnológicas de China puede, en cambio, actuar como un catalizador para la rápida innovación y la autoevaluación. Las implicaciones de estas afirmaciones para la raza de semiconductores globales están en profundidad, de modo que las principales economías del mundo reconsideran sus estrategias en un paisaje tecnológico en rápida evolución.



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