Mientras los estados de todo el país exploran la posibilidad de volver a trazar los límites de los distritos electorales, está surgiendo un notable debate en torno a los posibles peligros del gerrymandering, en particular el fenómeno llamado “dummymandering”. El término, acuñado por Thomas L. Brunell, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Texas en Dallas, se refiere a escenarios en los que una redistribución partidista agresiva inadvertidamente fortalece al partido contrario en los distritos vecinos. Inicialmente impulsados por el expresidente Donald Trump, muchos legisladores estatales ahora están discutiendo cambios en los límites electorales antes de las elecciones al Congreso de 2026, pero algunos encuentran que los desafíos son más difíciles de superar de lo esperado.
En Nebraska, donde los republicanos ocupan actualmente los tres escaños de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la atención se centra en el segundo distrito del Congreso con sede en Omaha, un notable enclave demócrata en un estado por lo demás fuertemente republicano. El gobernador republicano Jim Pillen ha expresado su apoyo a los esfuerzos para cambiar los límites del distrito, lo que podría mejorar las perspectivas del Partido Republicano, ya que el actual representante Don Bacon ganó por estrecho margen en las dos elecciones anteriores y anunció que no buscará la reelección en 2026.
El senador John Cavanaugh, un demócrata que participó en la última redistribución de distritos de Nebraska después del censo de 2020, advirtió que si bien trazar distritos puede parecer sencillo en un estado donde los republicanos superan en número a los demócratas dos a uno, la realidad es más compleja. Hizo hincapié en que los mapas del Congreso existentes en Nebraska se han visto sustancialmente afectados por esfuerzos anteriores de redistribución de distritos liderados por los republicanos, que han reducido deliberadamente la competitividad del segundo distrito.
Este verano, la influencia de Trump se expandió a Texas, donde alentó a los republicanos a volver a trazar las líneas distritales para aumentar sus posibilidades en las próximas elecciones. Históricamente, el Partido Republicano ha perdido escaños durante las elecciones de mitad de período, lo que ha impulsado esfuerzos para revertir esta tendencia. Como los demócratas necesitan sólo tres escaños para recuperar el control de la Cámara de Representantes, varios estados están debatiendo cambios. Texas, por ejemplo, ya ha rediseñado sus distritos electorales con el objetivo de asegurar cinco escaños adicionales para el Partido Republicano.
Otros estados, incluidos Missouri y Carolina del Norte, también están aplicando estrategias de redistribución de distritos. Sin embargo, hay cierta cautela entre algunos legisladores republicanos, a quienes les preocupa que los esfuerzos por favorecer al Partido Republicano puedan resultar contraproducentes. En Carolina del Sur, por ejemplo, el liderazgo republicano desconfía de los riesgos potenciales asociados con la redistribución de distritos, especialmente en un panorama electoral competitivo donde su ventaja ronda el 55%.
Los expertos enfatizan que el desafío de remodelar los distritos se vuelve más complicado en estados con menos distritos que manipular, como Nebraska o Kansas. Moon Duchin, profesor de informática y ciencias de datos en la Universidad de Chicago, señaló las complejidades matemáticas que implica mantener el equilibrio mientras se intenta obtener ventajas partidistas.
A pesar de la desgana inicial, ha habido un cambio de actitud entre los republicanos en estados como Texas y Missouri hacia el apoyo a los esfuerzos de redistribución de distritos. Sin embargo, Nebraska continúa enfrentando desacuerdos entre los principales legisladores del Partido Republicano, lo que deja algunos esfuerzos vulnerables a obstáculos procesales. En particular, el sistema electoral único de Nebraska permite dividir los votos del Colegio Electoral por distrito del Congreso, una característica que históricamente ha beneficiado a los candidatos demócratas en el segundo distrito.
A medida que se desarrollan estas discusiones, hay mucho en juego, y la posibilidad de que los distritos remodelados afecten no solo al panorama político local, sino también al equilibrio de poder nacional más amplio antes de las cruciales elecciones de 2026.