Los astrónomos han hecho un descubrimiento revolucionario en el estudio de la formación planetaria al identificar por primera vez agua pesada en el disco de una estrella joven. Curiosamente, esta agua parece ser más antigua que la propia estrella, lo que sugiere que se originó en antiguas nubes cósmicas que existieron mucho antes de la formación de planetas y estrellas.
Este notable descubrimiento se realizó durante las observaciones de V883 Ori, una estrella joven todavía envuelta en un disco giratorio donde se están formando nuevos planetas. Utilizando el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), los investigadores han identificado agua doblemente deuterada (D₂O), una forma de agua que sólo puede formarse en ambientes oscuros y extremadamente fríos típicos del espacio profundo.
Un estudio publicado en la revista Naturaleza Astronomía destaca este descubrimiento como la primera evidencia sólida de que algunas moléculas de agua en los sistemas planetarios tienen sus raíces en el cosmos más profundamente de lo establecido anteriormente.
El agua pesada detectada, que contiene dos átomos de deuterio, actúa como una reliquia cósmica. Por lo general, se forma en las gélidas condiciones de antiguas nubes moleculares y generalmente no se conserva durante los tumultuosos procesos de formación estelar. Margot Leemker, investigadora postdoctoral de la Universidad de Milán y autora principal del estudio, enfatizó la importancia de este hallazgo y dijo: «Nuestra detección muestra inequívocamente que el agua en este disco de formación de planetas debe ser más antigua que la estrella central».
Esta revelación sugiere que parte del agua que eventualmente podría terminar en los planetas alrededor de V883 Ori ha estado viajando por el cosmos durante miles de millones de años. Según el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO), este descubrimiento representa un avance significativo en la comprensión de los orígenes del agua en el universo.
Al responder a la largamente debatida pregunta de si el agua encontrada en los cometas y los planetas recién formados proviene de galaxias jóvenes o se hereda de material cósmico más antiguo, el coautor John Tobin señaló que los nuevos datos apoyan firmemente esta última hipótesis. «Hasta ahora, no estábamos seguros de si la mayor parte del agua de los cometas y planetas se formó recientemente en discos jóvenes… o si era ‘prístina'», indicó.
La detección de D₂O en el disco alrededor de V883 Ori refuerza la idea de que esta agua pesada se hereda de fuentes más antiguas. Sorprendentemente, se han observado características moleculares similares en ciertos cometas, lo que sugiere que el agua del disco tiene un origen común. Esto posiciona al agua que se encuentra en los planetas no como agua recién creada, sino como agua que ha viajado a través de la Vía Láctea durante siglos antes de su formación.
El proceso de detección utilizó una técnica conocida como huella química. Al analizar la proporción de agua doblemente deuterada (D₂O) y agua normal (H₂O), los investigadores pudieron determinar que el agua en el disco de V883 Ori no se creó recientemente, sino que es siglos más antigua y se remonta a las regiones frías y tranquilas de las antiguas nubes interestelares.
Este estudio proporciona un importante eslabón perdido en nuestra comprensión de cómo el agua migra a través del universo, desde su formación en nubes heladas, pasando por el proceso caótico de formación de estrellas, hasta la formación de discos en los que se desarrollan los planetas. Los hallazgos dejan claro que los planetas no se forman de forma aislada, sino que están formados por materiales cósmicos reciclados que han estado viajando por la Vía Láctea durante mucho tiempo.
En última instancia, esto subraya una profunda interconexión de los cuerpos celestes. Cuando observamos la presencia de agua en la Tierra, en cometas o en exoplanetas distantes, resulta cada vez más claro que podrían regresar a los mismos viejos depósitos interestelares, agregando una profunda capa de conexión cósmica a la historia del agua en nuestro universo.