Las investigaciones muestran que los jacuzzis brindan mayores beneficios para la salud que las saunas


Investigaciones recientes destacan los posibles beneficios para la salud de los jacuzzis en comparación con las saunas tradicionales, y muestran que el calentamiento pasivo mediante inmersión en agua caliente proporciona importantes beneficios fisiológicos. Un estudio realizado en el Centro de Ciencias del Deporte Bowerman de la Universidad de Oregón examinó la respuesta del cuerpo a tres métodos de calentamiento pasivo: sumergirse en un jacuzzi, sentarse en una sauna seca tradicional y usar una sauna moderna de infrarrojo lejano.

El equipo de investigación, dirigido por la estudiante de doctorado Jessica Atencio y dirigido por el profesor Christopher Minson, se centró en los efectos de la inmersión en agua caliente sobre la temperatura corporal y diversos indicadores de salud. Al examinar los cambios en la temperatura corporal, la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el gasto cardíaco, los niveles de células inmunitarias y los biomarcadores relacionados con la inflamación, intentaron descubrir qué método era más eficaz para promover la salud.

En el estudio participaron veinte participantes (diez hombres y diez mujeres, de entre 20 y 28 años) que hacían ejercicio con regularidad, lo que permitió a los investigadores centrarse en los efectos de la exposición al calor en una población sana.

Los resultados mostraron que la inmersión en agua caliente fue particularmente efectiva para aumentar la temperatura corporal central, lo cual es crucial para desencadenar varias respuestas fisiológicas beneficiosas. El aumento de la temperatura corporal mejora el flujo sanguíneo, lo que puede mejorar la salud vascular. En particular, la inmersión en agua caliente provocó una respuesta inflamatoria que no se observa con los métodos de sauna, evidenciada por un aumento en las citocinas inflamatorias y los niveles de células inmunes.

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Atencio explicó que la inmersión en agua caliente produce un aumento más significativo de la temperatura corporal que la exposición al aire, debido a una disipación de calor menos efectiva durante la inmersión. «No se puede disipar el calor de manera efectiva de la misma manera que cuando se está en contacto con el aire y se suda para enfriar el cuerpo», anotó.

Minson, que ha estudiado la exposición al calor durante más de dos décadas, defiende los beneficios para la salud de la terapia de calor cuando se usa con moderación. Reconoce que, si bien el ejercicio proporciona importantes beneficios para la salud, la terapia de calor puede servir como una alternativa beneficiosa para las personas que no pueden o no quieren participar en actividad física. Hizo hincapié en la naturaleza multifacética de la terapia de calor, que también puede incluir dimensiones culturales y sociales que contribuyen a sus beneficios para la salud.

Para las personas que estén considerando la terapia de calor, Minson recomienda precaución y recomienda consultar con profesionales de la salud antes de embarcarse en cualquier forma de exposición al calor o regímenes de ejercicio. «Queremos que la gente lo utilice de forma inteligente y segura», dijo, subrayando la importancia de garantizar la compatibilidad con el estado de salud de un individuo.

Atencio reforzó aún más el papel de la terapia de calor como una valiosa adición a los ejercicios tradicionales, especialmente para quienes no pueden participar en una actividad física regular. «La terapia de calor es una buena adición», dijo, destacando su potencial para mejorar la salud y el bienestar de varias maneras.



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