Las implementaciones de la Guardia Nacional de Trump envuelven peleas legales en ciudades democráticas


En un paso controvertido que desafía la tradición y los estándares legales, el presidente Trump argumenta el uso de la Guardia Nacional en las ciudades en particular, que llama crimen desenfrenado y la necesidad de hacer cumplir las leyes de inmigración como justificación. El lunes, el estado de Illinois y la ciudad de Chicago dieron un paso importante al tomar una demanda contra el gobierno de Trump, con el argumento de que el uso de la Guardia Nacional, las trampas viola el Título 10, que controla la capacidad del presidente para movilizar a la guardia sin el estado.

Los expertos legales sopesan las implicaciones de este movimiento, lo que sugiere que está probando los límites de la autoridad presidencial. Mientras que un juez federal en Illinois se ha negado a bloquear el compromiso, otras ciudades como Portland se han reducido con éxito contra tales acciones. En el verano, Trump respondió a los disturbios enviando tropas a grandes ciudades, incluidas Los Ángeles y Washington, DC, además de las implementaciones propuestas más recientemente en Chicago y Portland.

La Guardia Nacional trabaja en tres categorías diferentes: «Servicio Activo Estatal», en el que las tropas están bajo impuestos estatales; Título 32, que involucra asignaciones estatales, pero el financiamiento federal está involucrado; y el Título 10, que coloca a las tropas bajo control federal y financiamiento. Este último es el núcleo de la controversia actual, porque la ley permite que las tropas federales se desplegen durante las condiciones de invasión, la rebelión o cuando el presidente considera que es necesario implementar las leyes estadounidenses.

El gobierno de Trump ha afirmado que las protestas en curso obstaculizan su capacidad para mantener las leyes de inmigración, por lo que la situación se informa como una situación nacional de emergencia. Sin embargo, los críticos afirman que las circunstancias en ciudades como Chicago y Portland no constituyen rebelión, con el argumento de que la aprobación federal debe requerir el permiso del gobernador del estado para tales acciones.

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El potencial inventario de la Ley OP Curb, dirige la participación de las tropas federales en los disturbios civiles, se basa en la discusión. Esta acción rara vez se usa; La última aplicación tuvo lugar hace más de tres décadas durante los disturbios de Rodney King en Los Ángeles. Cuando fue interrogado sobre la posibilidad de usar el levantamiento, Trump sugirió que podría considerarlo si creía que las vidas estaban en peligro.

En respuesta a las demandas, los jueces federales en diferentes estados han mostrado escepticismo contra el despliegue. Los jueces en California y Oregón criticaron el enfoque del gobierno, y un juez afirmó que no se siguieron los protocolos correctos para federalizar tropas. Los procedimientos legales son aún más complicados, porque el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito establece que la evaluación del presidente de situaciones que requieren intervención militar debe considerarse considerable respeto.

El juez de distrito estadounidense April Perry en Illinois ha dado tiempo a la administración para responder a la demanda que ha sido presentada por funcionarios nacionales y locales. Los expertos creen que esta situación requerirá en última instancia una investigación legal sobre la autoridad presidencial. A medida que la lucha legal continúa a nivel nacional, los tribunales pueden enfrentarse a la cuestión crucial para definir los límites de la intervención militar en las ciudades estadounidenses.



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