Las empresas de defensa estadounidenses están cambiando su enfoque hacia la producción asequible de misiles en medio de preocupaciones sobre los suministros.


Están aumentando las advertencias sobre la posibilidad de un conflicto de alta intensidad con China, especialmente sobre Taiwán, que podría agotar rápidamente los suministros de misiles estadounidenses. Simulaciones de guerra recientes indican que en tal confrontación, las fuerzas estadounidenses podrían agotar sus reservas de municiones guiadas con precisión de largo alcance en una semana. El desafío de reponer estos suministros durante un conflicto podría afectar tanto las capacidades industriales como los presupuestos militares de Estados Unidos, lo que llevaría a las empresas de defensa a buscar alternativas.

Para abordar estos problemas, varias empresas de defensa se están centrando en desarrollar sistemas de armas más baratos y más fáciles de producir, alejándose de las soluciones de alta gama históricamente favorecidas por el Pentágono. En un episodio reciente del podcast Cogs of War, líderes de la industria de Anduril, Mach Industries y Castilian discutieron sus iniciativas para crear misiles asequibles que puedan fabricarse rápidamente en mayores cantidades.

Steve Milano, director senior de efectos avanzados de Anduril, enfatizó la urgente necesidad de una “masa suficiente y asequible” en capacidades de misiles. En respuesta, Anduril presentó la familia de misiles de crucero Barracuda, diseñados con diferentes especificaciones según el tamaño, el alcance y la carga útil. Milano señaló que la compañía planea abrir su primera instalación de producción de Barracuda en enero de 2026, con el objetivo de producir 2.000 unidades por turno solo en esa fábrica.

Las limitaciones actuales dentro de las cadenas de suministro de misiles tradicionales y los plazos de producción obstaculizan la capacidad de producir grandes cantidades de misiles a precios rentables. Anduril ha caracterizado la serie Barracuda como «definida por software», que permite ajustes basados ​​en las contramedidas enemigas, abordando una vulnerabilidad crítica: el riesgo de quedarse rápidamente sin municiones guiadas con precisión en un conflicto de alta intensidad.

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El director ejecutivo de Castelian, Sean Pitt, se hizo eco de estas preocupaciones y afirmó que la compañía está desarrollando misiles hipersónicos asequibles, incluido el misil Blackbeard, cuyo objetivo es respaldar los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad y atacar objetivos urgentes a un costo menor. Mientras tanto, Mach Industries ganó un contrato con el ejército estadounidense para su misil de crucero de despegue vertical Viper, que tiene un costo de producción de menos de 100.000 dólares por unidad. El director ejecutivo, Ethan Thornton, explicó que la estrategia de la empresa se centra en municiones de bajo coste, producidas en masa y con mayor capacidad de supervivencia.

Estas empresas pretenden colectivamente alterar las estructuras tradicionales de precios y cadenas de suministro que históricamente han gobernado la producción de misiles estadounidenses. Al buscar diseños más simples que puedan fabricarse rápidamente, esperan satisfacer la creciente demanda de un arsenal diverso de municiones asequibles, a medida que los líderes militares reconocen que la preparación para conflictos futuros depende de la cantidad y la versatilidad más que de un suministro limitado de sistemas avanzados.

El panorama de las adquisiciones militares ha evolucionado y ahora se pone mayor énfasis en procesos de desarrollo simplificados. Este cambio imita los principios de la cultura de innovación rápida de Silicon Valley, donde la flexibilidad y la velocidad pueden aumentar significativamente la preparación operativa. El Pentágono está empezando a adoptar algunos de estos conceptos, como lo demuestran las tendencias hacia la integración de software y sistemas de drones, reconociendo que un arsenal completo puede ser más beneficioso que centrarse exclusivamente en la alta tecnología.

Los conflictos en varias regiones han demostrado la vulnerabilidad de las reservas de misiles estadounidenses. Acciones recientes, como interceptar misiles hutíes y proteger a Israel de las amenazas iraníes, han impuesto una pesada carga a los recursos del interceptor. La guerra en curso en Ucrania ha afectado de manera similar a las reservas de municiones críticas, como los aviones interceptores Patriot y los misiles de crucero Tomahawk. Además, los funcionarios del Comando Indo-Pacífico de Estados Unidos han señalado que la demanda mundial de misiles aire-aire ha limitado su disponibilidad en el teatro asiático, lo que plantea desafíos únicos en la preparación para un posible conflicto con China.



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