La Tierra recientemente ganó un compañero celestial, un pequeño asteroide llamado 2025 PN7, que ha sido confirmado como la cuasi-luna o cuasi-satélite más nuevo de nuestro planeta. Un nuevo artículo de investigación titulado “Meet Arjuna 2025 PN7” detalla la complicada relación orbital que esta roca espacial tiene con la Tierra, señalando que ha estado orbitando nuestro planeta desde la década de 1960 y se espera que continúe su danza hasta la década de 2080.
Descubierto en 2025, PN7 es parte de un grupo único de asteroides conocido como clase Arjuna, que consiste en objetos que atraviesan órbitas alrededor del Sol que son muy similares a las de la Tierra. A diferencia de las verdaderas lunas que están unidas gravitacionalmente a la Tierra, las cuasilunas como PN7 mantienen una proximidad a largo plazo a nuestro planeta, siguiendo trayectorias complejas que dan la ilusión de orbitar la Tierra cuando se ven desde un marco de referencia giratorio.
Los científicos describen la relación entre las cuasilunas y la Tierra como similar a la de parejas de baile que se mueven sincronizadas pero que nunca se conectan. Ambos comparten el mismo período orbital, orbitando alrededor del Sol en aproximadamente un año, pero divergen en sus rutas, lo que hace que su distancia fluctúe con el tiempo.
El fenómeno de las cuasilunas empezó a llamar la atención con el descubrimiento de VG en 1991, el primer asteroide que ocupó una órbita similar a la de la Tierra. Los acercamientos iniciales llevaron a especulaciones descabelladas, incluidas teorías que sugerían que podría ser una sonda extraterrestre. Sin embargo, la investigación continua ha revelado que estos cuerpos son fenómenos naturales y forman el llamado cinturón de asteroides secundario ubicado cerca de la órbita de la Tierra que incluye específicamente a la población de Arjuna.
Los hallazgos indican que para 2025, PN7 habrá estado en un estado cuasi-satélite estable durante más de un siglo. A diferencia de las minilunas, que quedan atrapadas temporalmente en la gravedad de la Tierra, las cuasilunas como PN7 se encuentran en un delicado equilibrio gravitacional y se mueven en resonancia con el viaje de la Tierra alrededor del Sol.
Junto con otros cuasi-satélites conocidos como Kamo’oalewa (2016 HO3), Cardea (2004 GU9) y 2023 FW13, PN7 enriquece la comprensión de cómo los pequeños cuerpos celestes atraviesan el sistema Tierra-Luna y el sistema solar en general. Para los astrónomos, la presencia de 2025 PN7 subraya la naturaleza dinámica del entorno cósmico de la Tierra, sirviendo como un recordatorio de los viajeros silenciosos pero persistentes que han acompañado a nuestro planeta durante décadas y seguirán haciéndolo hasta bien entrado este siglo.



