En medio de una expansión militar significativa, los analistas en Estados Unidos están considerando posibles cambios dentro de la estrategia militar de China que podrían desafiar las suposiciones de larga data sobre la efectividad del combate. Tradicionalmente, se creía que la falta de flexibilidad de China en materia de mando y control obstaculizaría sus capacidades militares, de forma similar a cómo la rígida estructura de la Unión Soviética enfrentó dificultades durante la Guerra Fría. Sin embargo, un nuevo informe de Rand Corporation sugiere que una transición a un marco militar más adaptable, conocido como mando tipo misión, podría mejorar significativamente la eficacia operativa del Ejército Popular de Liberación (EPL).
El mando tipo misión enfatiza la descentralización, permitiendo a los comandantes de nivel inferior emitir juicios basados en la intención general de la misión en lugar de adherirse a órdenes estrictas desde arriba. Este modo de operación ha demostrado ser útil en diversos contextos militares, especialmente para las fuerzas armadas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial y para el ejército israelí actual. El informe indica que si China adopta plenamente este enfoque, podría conducir a una toma de decisiones más rápida y a un aparato militar más resistente a las tácticas estadounidenses, incluidos los ataques a centros de mando.
Citando preocupaciones sobre la rigidez, el entrenamiento poco realista y la corrupción dentro de las filas de China, los reformadores militares chinos están pidiendo un cambio institucional hacia el mando tipo misión. Un informe reciente del Pentágono destacó las preocupaciones de los líderes chinos sobre la preparación del EPL para escenarios de combate del mundo real, reforzando la urgencia de una reforma. Además, ha habido purgas a gran escala dentro del ejército, lo que subraya el impulso del presidente Xi Jinping para lograr una mayor rendición de cuentas.
Se están realizando experimentos iniciales con comandos tipo misión, especialmente entre unidades seleccionadas, como fuerzas de operaciones especiales y unidades desplegadas en el mar. Sin embargo, sigue siendo incierto hasta qué punto los militares adoptan esta estrategia. Nathan Beauchamp-Mustafaga, coautor del estudio de Rand, señaló que si bien las discusiones sobre el mando tipo misión están ganando terreno entre los estrategas militares, su aceptación más amplia dentro del EPL sigue sin estar clara.
Controlar una fuerza militar plantea desafíos inherentes a cualquier régimen autoritario, ya que el ejército actúa como protector del Estado y como amenaza potencial a la estabilidad política. El EPL está estrechamente entrelazado con el Partido Comunista Chino (PCC), lo que enfatiza la lealtad al partido por encima de la nación misma. Esta estrecha relación requiere un sistema de controles a través de comisionados que proporcionen supervisión política en cada nivel del mando militar.
Los investigadores de Rand identificaron tres caminos potenciales para la futura estructura de mando del EPL. El escenario más preocupante para Estados Unidos y sus aliados es un cambio total en el mando tipo misión, que haría menos efectivas las estrategias militares tradicionales de Estados Unidos, basadas en reducir el mando y control del enemigo. Como subraya el informe, un EPL alineado con el mando tipo misión podría contrarrestar de manera más sólida las estrategias estadounidenses, lo que requeriría una reevaluación del enfoque bélico estadounidense.
Para contrarrestar la adopción por parte de China de un mando flexible, Estados Unidos podría considerar limitar los ejercicios militares conjuntos con sus aliados, lo que podría exponer al EPL a prácticas exitosas de mando extranjero. Alternativamente, una toma parcial del mando tipo misión podría conducir a inconsistencias y fallas operativas, especialmente si los comandantes de nivel inferior carecen de las habilidades y la disciplina necesarias.
Por el contrario, los dirigentes chinos podrían optar por mantener la estructura de mando centralizada existente. Este camino puede resultar en una táctica de «saltar el escalón», donde las órdenes pasan por alto la cadena de mando y fortalecen el control político a expensas de la eficiencia operativa. Si bien el PCC probablemente dará prioridad a mantener su control sobre el ejército, los defensores de la reforma dentro del EPL pueden argumentar que es posible descentralizar la implementación y aún mantener un fuerte control del partido cuando sea necesario.
A medida que la situación evoluciona, el equilibrio entre mantener el control político y lograr un desempeño militar óptimo sigue siendo una cuestión crucial para la trayectoria militar de China.



