Créditos: Phys.org
Si bien la temperatura continúa aumentando, la supervivencia de los árboles forestales tropicales está en equilibrio. A diferencia de las personas que pueden encontrar sombra o habilitar el aire acondicionado, estos árboles deben adaptarse al calor o enfrentarse con desafíos considerables, incluido el riesgo de muerte. Los investigadores se centran cada vez más en comprender cómo estos árboles vitales lidian con temperaturas extremas que pueden obstaculizar el proceso crucial de la fotosíntesis si las hojas se calientan demasiado.
Un estudio reciente evaluó cómo las diferentes especies de árboles manejan las temperaturas de las hojas en climas más cálidos. Resultó que algunos tipos de mecanismos que les ofrecen una ventaja competitiva al aumentar el valor de calor, les permiten «enfriarse» en entornos más calurosos. El estudio observó específicamente tres tipos de los trópicos húmedos de Queensland: roble sedoso, azul azul y roble de toro.
Al realizar su investigación, los científicos recolectaron muestras de 16 ubicaciones forestales diferentes, que van desde tierras bajas calientes hasta montañas más frías. Utilizaron métodos innovadores, como el uso de un tirachinas para acceder a ramas con alto en el dosel para el análisis. Se midieron varios factores que contribuyen a la temperatura de la hoja, como el ancho de la hoja, el grosor, la composición química, la actividad estomática e incluso el color y la reflectividad.
Los hallazgos indicaron que el roble sedoso y el Quandong azul usaron efectivamente sus estomas para evaporar el agua para el enfriamiento, en combinación con hojas más estrechas y más pequeñas que limitan el sobrecalentamiento. Estas estrategias de regulación térmica distinguen ciertas poblaciones como más adaptables al aumento de las temperaturas.
Para investigar la base genética de estos ajustes, los investigadores cubrieron el ADN de las tres especies, investigando variaciones relacionadas con los climas donde crecieron los árboles. Mientras que los tres tipos de señales genéticas se mostraron relacionadas con la temperatura y la lluvia, los ajustes diferían en los resultados. Por ejemplo, los ajustes de roble de toro no han contribuido considerablemente a la regulación de la temperatura, sino que han influido en otras funciones fisiológicas.
Los experimentos posteriores de la caja registradora revelaron que las plántulas de Blue Quandong, de diversos fondos climáticos, mostraron diferencias de temperatura de hoja a aire similares en entornos calientes y fríos. Esto refuerza la idea de que el ajuste genético juega un papel en permitir que algunas poblaciones de árboles mantengan hojas más frías, información que puede ayudar a investigar con los esfuerzos de conservación a medida que aumentan las temperaturas mundiales.
Con la selva tropical que son cruciales para la biodiversidad y la limitación del cambio climático mediante la absorción de dióxido de carbono, las implicaciones de este estudio están protegidas. Aunque algunas especies de árboles muestran resiliencia debido a estrategias únicas para la regulación térmica, muchas pueden no poseer estos ajustes y, por lo tanto, son más sensibles a los efectos adversos del cambio climático.
Comprender estas variaciones es esencial para predecir la resiliencia de los bosques tropicales en un mundo de calentamiento e informar estrategias para su preservación y recuperación. Como los incidentes de calor extremo ocurren con mayor frecuencia, la supervivencia de los árboles que no pueden adaptarse, lo que puede conducir a un crecimiento reducido, daño tisular o incluso extinción localmente.