La disputa entre Musk y el administrador de la NASA, Duffy, se convierte en un importante cambio de política para el programa espacial de EE. UU.


El conflicto en curso entre Elon Musk y el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, se ha intensificado y se ha transformado en un debate crucial sobre el futuro del programa espacial estadounidense. En el centro de esta disputa está el plan propuesto para integrar funciones clave de la NASA en el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT). Esta medida no es sólo el resultado de diferencias personales, sino que está impulsada por la urgente necesidad de gestionar un paisaje del espacio aéreo en rápida evolución junto con un enfoque estratégico en el dominio lunar en medio de crecientes tensiones geopolíticas.

La disputa se intensificó cuando Duffy, quien también se desempeña como Secretario de Transporte, acusó públicamente a la compañía SpaceX de Musk de «quedarse atrás» en su proyecto Artemis III, cuyo objetivo es devolver a los astronautas estadounidenses a la luna. En represalia, Musk recurrió a las redes sociales, burlándose de Duffy con el sobrenombre de «Sean Dummy» y sugiriendo que debería ser despedido. Musk criticó además a Duffy, excongresista republicano y leñador competitivo, por su falta de conocimiento sobre cohetes.

Este choque sirve como reflejo de un conflicto regulatorio más amplio que se remonta a 2025. Durante el mandato de Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Duffy se opuso abiertamente a los esfuerzos de Musk para reducir la plantilla de la Administración Federal de Aviación (FAA), incluidos los recortes de controladores de tráfico aéreo. Esta oposición aumentó cuando Duffy se hizo cargo de la NASA, en medio de la percepción de que su nombramiento tenía una motivación política para frenar la influencia de Musk.

El impulso para centralizar las operaciones espaciales civiles bajo el DOT está impulsado principalmente por la creciente industria de lanzamientos comerciales. El creciente número de lanzamientos comerciales y reingresos ha ejercido una enorme presión sobre el Sistema Nacional del Espacio Aéreo (NAS), impactando negativamente tanto a la aviación civil como a la militar. Desafortunadamente, la FAA ha tenido dificultades para adaptarse, lo que retrasó las actualizaciones tecnológicas regulatorias necesarias hasta 2032.

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Para abordar estos desafíos, la Orden Ejecutiva 14335, titulada “Permitir la competencia en la industria espacial comercial”, otorga al Secretario del DOT la autoridad para acelerar las revisiones ambientales y de concesión de licencias para los lanzamientos comerciales, con el objetivo de mejorar significativamente la frecuencia de los lanzamientos para 2030. Al colocar a la NASA bajo la gestión del DOT, la agencia responsable de la autoridad de seguridad de los lanzamientos, se obliga a la NASA a ajustarse a los cronogramas y regulaciones de transporte.

Sin embargo, esta reestructuración tiene importantes implicaciones institucionales. Si bien la integración podría agilizar el acceso a los lanzamientos comerciales y fortalecer el objetivo nacional de regresar a la Luna antes que China en 2028, amenaza con socavar los esfuerzos científicos básicos de la NASA. Han surgido acusaciones de que la administración está utilizando las directrices de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) para eludir la supervisión del Congreso y detener prematuramente numerosos programas científicos. Los informes indican una redirección de recursos presupuestarios a la carrera lunar, lo que potencialmente podría conducir a la eliminación de 5.000 posiciones de la NASA y la cancelación de 41 misiones importantes, incluidos importantes activos científicos como el Observatorio de rayos X Chandra.

Los expertos advierten que al priorizar los objetivos geopolíticos a corto plazo sobre la ciencia básica, Estados Unidos podría poner en peligro su liderazgo a largo plazo en el espacio y erosionar el ecosistema tecnológico fundamental para la innovación sostenible. Esta consolidación bajo el DOT se presenta como un paso necesario para la maduración del sector espacial comercial; sin embargo, transforma fundamentalmente a la NASA de una agencia centrada en la investigación a una que sirve a la eficiencia logística como una entidad subordinada.



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