La biología sintética podría apoyar futuras publicaciones al aire libre en la luna y Marte


Mientras que la humanidad se está preparando para misiones a largo plazo a la luna, Marte y más allá, para garantizar que la salud de los astronautas se haya convertido en una prioridad que mantiene la ingeniería de misiles y hábitats. Un artículo reciente publicado en la revista Microgravedad NPJ Se sumerge en cómo la biología sintética podría desempeñar un papel crucial en el mantenimiento de la salud del astronauta durante estas misiones.

El espacio forma desafíos únicos a los que las personas no están acostumbradas, como aislamiento, microsmero y radiación dañina, lo que puede interrumpir el sistema inmune y aumentar el riesgo de infección, inflamación crónica y diversas enfermedades. Watch es una nueva investigación con respecto a las estrategias potenciales de alivio del VIH para que los astronautas vivan de manera sostenible, reciclan fuentes en entornos cerrados e incluso formulen tratamientos médicos adaptados lejos de la tierra.

El centro de esta exploración es el masoma inflamatorio, una proteína central en las células inmunes que actúa como un sistema de alarma. Detecta amenazas como las partículas virales y reacciona al iniciar la inflamación mediante la liberación de sustancias como la interleucina-1β e interleucina-18, que son vitales para combatir las infecciones. Sin embargo, la activación a largo plazo de la inflamación puede conducir a la inflamación crónica, por lo que el cuerpo se debilita en última instancia.

En el contexto del VIH, los estudios han demostrado que la inflamación sirve a un objetivo doble. Inicialmente fortalecen el clima inmune contra el virus. Sin embargo, si no se revisan, pueden promover una inflamación crónica que no solo daña las células sanas, sino que también acelera el proceso de envejecimiento y también contribuye a complicaciones adicionales de salud, incluso en pacientes que se someten a tratamientos antivirales efectivos. Este concepto es particularmente relevante para las emisiones espaciales, donde la inflamación no controlada puede deteriorar la salud del astronauta durante la duración a largo plazo de la duración a largo plazo.

La optimización de la función inflamatoria puede tener implicaciones significativas para el pozo de astronauta, para que los equipos puedan recuperarse más rápido de las lesiones y mejorar su resistencia a la infección. Esta mejora podría reducir la necesidad de suministros médicos que se hayan transportado desde la Tierra, de acuerdo con el objetivo de crear hábitats autosuficientes donde se regeneran alimentos, agua y medios médicos.

El manejo de la inflamación también es crucial para proteger las células contra la radiación cósmica, lo que daña el ADN y aumenta el estrés celular, causando la hiperactividad de inflamasoma. Una estrategia para moderar de manera segura esta reacción puede mejorar las opciones de auto -resolución del cuerpo.

Quizás el aspecto más innovador de este estudio es el potencial para que los astronautas produzcan medicamentos personalizados directamente en el espacio. Por rutas inflamatorias inteligentes, las misiones futuras pueden usar biorreactores o bioprainters 3D para producir tratamientos personalizados a pedido, en lugar de administrar una oferta totalmente farmacéutica.

La investigación bajo el liderazgo de Silvano Onofri enfatiza que en las próximas décadas manejar efectivamente la inflamación física puede ser tan esencial como los sistemas tradicionales de vida. Las ideas que se han obtenido de la investigación del VIH pueden permitir futuros viajeros de descubrimiento espacial, descansar con los medios no solo para sobrevivir, sino también para ajustarse y prosperar mucho más allá de los límites de la Tierra.



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