La administración Trump ha rechazado firmemente las acusaciones de un grupo bipartidista de senadores que afirman que el Secretario de Estado Marco Rubio ha visto el plan de paz de 28 puntos propuesto recientemente para Ucrania simplemente como una «lista de deseos» de Rusia. Los funcionarios de la administración enfatizan que la propuesta es una iniciativa política oficial de Estados Unidos, y enfatizan que el documento fue creado con aportes conjuntos de Moscú y Kiev.
La aclaración sigue al ultimátum del presidente Donald Trump al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, instándolo a aceptar el plan propuesto antes del Día de Acción de Gracias, fecha límite que la administración ha fijado con la esperanza de encontrar una solución al conflicto en curso con Rusia. Sin embargo, el Presidente Zelenskiy expresó preocupación por las implicaciones de tal acuerdo, sugiriendo que aceptar el plan podría llevar a compromisos significativos en la dignidad y autonomía de Ucrania.
En defensa de la propuesta, el Secretario de Estado Rubio afirmó que el plan proporciona un marco sólido para las negociaciones en curso. Destacó que si bien incluye perspectivas de la parte rusa, también se basa en ideas de funcionarios ucranianos. La historia del gobierno fue compartida por el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Tommy Pigott, quien calificó los comentarios de los senadores como «descaradamente falsos». Pigott reiteró que el plan fue efectivamente preparado por Estados Unidos, integrando la retroalimentación de ambas partes involucradas en el conflicto.
Según se informa, los detalles del borrador del plan indican que pide a Ucrania que ceda el control de una porción significativa de sus territorios orientales a Rusia y reduzca el tamaño de su ejército. En marcado contraste con los términos propuestos, Ucrania ha defendido su posición en contra de unirse a la OTAN o de permitir el ingreso de fuerzas de paz occidentales dentro de sus fronteras, a pesar del supuesto posicionamiento de aviones de combate europeos en la vecina Polonia. Esta situación sigue atrayendo mucha atención a medida que las tensiones en la región continúan latentes, con implicaciones para el futuro de las relaciones internacionales y la seguridad en Europa.



