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Una nueva imagen impresionante grabada por el telescopio espacial James Webb (JWST) revela una estrella que está vestida con un enorme disco protoplanetario que consiste en gas y polvo, aproximadamente 525 años ligeros en la constelación de Tauro. Esta estrella, conocida como IRAS 04302+2247, generalmente se llama la «estrella de mariposa» debido a los diversos lóbulos que son visibles cuando se ve el plomo.
Ubicada en la nube molecular de Tauro, el área de formación de estrellas más cercana de nuestro sistema solar, esta área está abundantemente presente en el hidrógeno molecular, el polvo y los restos de más allá de las supernovas, que sirven como bloques de construcción para nuevas estrellas y planetas. Gran parte de esta nube está oculta a la vista por los telescopios ópticos, pero la luz infrarroja revela detalles complicados que aumentan nuestra comprensión del entorno cósmico.
La imagen es una composición de los datos ópticos del telescopio espacial Hubble, además de las recientes observaciones infrarrojas de JWST cerca de la cámara infrarroja e instrumento de infrarrojo medio (MIRI). Los datos de Miri enfatizan un carril oscuro y polvoriento que significa que el disco protoplanetario, que dificulta la luz de la estrella y al mismo tiempo permite que el gas y el polvo circundantes extiendan su brillo. El disco con impresionantes 40 mil millones de millas (65 mil millones de kilómetros) es el disco varias veces más grande que nuestro sistema solar.
La perspectiva desde la cual se registra esta imagen es crucial para los astrónomos. Las vistas de rango como estas ofrecen información sobre el grosor del disco protoplanetario y la distribución de los factores esenciales de Zosería de polvo para comprender cómo se forman y crecen los planetas. Mientras que el polvo se grupos y se asienta en el plano medio del disco, crea el potencial para que estas partículas fluyan juntas en planetesimalen.
Un análisis posterior de un estudio publicado en la revista Astrophysical el año pasado reveló que la claridad de la niebla fluctúa, lo que indica que el disco interno puede distorsionarse o malinterpretarse. Este fenómeno ofrece una visión fascinante de los procesos que pueden haber influido en la formación de nuestro propio sistema solar hace miles de millones de años.
Esta imagen no solo muestra la belleza de los fenómenos interestelares, sino que también sirve como una herramienta esencial para los científicos que desean desentrañar los misterios de la formación del planeta y el cosmos.