En el Sovereign Snooker Club de Farnborough, James Wade se encuentra en un espacio familiar, un reflejo de la nostálgica Inglaterra. Mientras rompe nerviosamente en pequeños pedazos posavasos de cerveza, comienza una discusión franca sobre su vida, llena de agravios, que van desde una interpretación negativa de un productor de Sky hasta decisiones controvertidas de Professional Darts Corporation (PDC). De todos modos, a la edad de 42 años, Wade es una de las figuras más convincentes de los dardos profesionales.
Aunque algunos argumentan que merece el título del mejor jugador que nunca ganó un Campeonato Mundial, su carrera cuenta con una colección impresionante, que incluye diez majors del PDC y casi £5 millones en ganancias. Recientemente, Wade marcó un hito importante al convertirse en el primer jugador en derrotar a todos los campeones mundiales de PDC en televisión. Esta actuación culminó con una sorprendente victoria sobre Luke Littler en el Campeonato de Europa. Está previsto que participe en su 18º Grand Slam de Dardos, un logro récord, cuando se enfrente a Stefan Bellmont en Wolverhampton el sábado por la noche.
El viaje de Wade no ha estado exento de desafíos. Diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y trastorno bipolar a la edad de 27 años, enfrentó un momento que le cambió la vida en 2010 cuando buscó ayuda después de un episodio inquietante que lo llevó a sentir tendencias suicidas. Durante los últimos quince años ha recorrido un camino tumultuoso, lleno de altibajos impresionantes y profundos. Este año recuperó protagonismo cuando llegó a las finales de grandes torneos, lo que le sitúa actualmente en el puesto número 5 del mundo. Según él, lograr el éxito en los dardos de élite depende a menudo de mantener la calma en el caos, una hazaña que la mayoría de las veces se le escapa.
“En realidad, lo que he logrado es un milagro”, reflexiona Wade. Al reconocer su experiencia única, explica: «No se trata sólo de lo bueno que soy; se trata del día que estoy teniendo». Su lucha con la consistencia ha obstaculizado su desempeño en los Campeonatos Mundiales, donde el formato más largo ha exacerbado sus problemas de concentración y salud mental. “Desafortunadamente, tengo uno, o ninguno, o a veces tres días buenos”, dice, ilustrando el tira y afloja en curso entre su estado mental y la competencia de alto riesgo.
Los cambios recientes en su vida, incluido convertirse en padre, han agregado capas al panorama emocional de Wade. Él y su esposa Samantha enfrentan los desafíos de criar a dos hijos, uno de los cuales actualmente está siendo evaluado para detectar TDAH. Wade revela su profundo sentido de responsabilidad y asocia las luchas de su hijo con las suyas propias. “Es desgarrador”, admite, describiendo la confusión que supuso sacar a su hijo de la escuela por problemas de conducta.
Los estigmas que rodean al TDAH y su simplificación excesiva como una «superpotencia» lo frustran. Wade pinta un panorama sombrío de esta condición, caracterizándola como una fuente de molestia más que como un regalo. «Hay más aspectos negativos que positivos», afirma con franqueza.
La vida diaria de Wade está llena de desafíos, desde lidiar con retrasos inesperados hasta lidiar con factores estresantes que afectan su bienestar mental. En particular, ha luchado con los efectos secundarios de los medicamentos necesarios para competir, lo que complica su relación con la Autoridad Reguladora de Dardos.
La perspectiva de Wade sobre el deporte de los dardos es igualmente esclarecedora. Después de presenciar su evolución, señala que, si bien el éxito financiero ha aumentado dramáticamente, la infraestructura para apoyar a los jugadores aún está subdesarrollada. Critica a la Asociación de Jugadores Profesionales de Dardos (PDPA), alegando que no satisface las necesidades reales de sus miembros, particularmente en el ámbito de la atención de la salud mental entre los jugadores de alto perfil.
De cara al futuro, Wade está impulsado por el deseo de crear un cambio para las personas neurodivergentes, especialmente influenciado por sus experiencias y las de su hijo. Está considerando crear una organización benéfica que trabajará para promover la comprensión y el apoyo dentro de la comunidad. “Todos seguimos diciendo que hay que hablar más de ello”, subraya, abogando por conversaciones auténticas y experiencias compartidas.
El viaje de Wade es un recordatorio de las complejidades de la salud mental y la importancia de fomentar entornos de apoyo para los atletas que enfrentan desafíos similares. Su historia, marcada por la vulnerabilidad y la resiliencia, ofrece información valiosa sobre las realidades matizadas que enfrentan las personas que viven con TDAH y trastorno bipolar. Mientras se prepara para los próximos partidos, Wade reflexiona sobre las lecciones de paciencia y cuidado personal, un mantra personal mientras continúa navegando por el mundo de los dardos.



