Investigaciones recientes han arrojado luz a la distinción entre una edad biológica y una edad cronológica, lo que compara el concepto con el contador de millas de un automóvil en comparación con el año de producción. Ahmad Hariri, profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de Duke, enfatiza esta analogía y señala que dos vehículos de la misma marca y modelo pueden tener enormes kilómetros diferentes. Esta diferencia se relaciona con cómo las experiencias de vida individuales, incluidos factores como el embarazo, pueden influir en la edad biológica de alguien. Por ejemplo, solo un embarazo puede agregar meses a la edad biológica de un individuo, como resultado del peaje físico lo exige en el cuerpo.
Además, al igual que los autocomonentes muestran un grado de desgaste variado, los órganos humanos también muestran diferentes porcentajes de envejecimiento. Tony Wyss-Coray, profesor de neurología y principal autor de un estudio en la Universidad de Stanford, examina esta idea e ilustra que la edad biológica sirve como un indicador de la salud y la funcionalidad de un órgano. Aunque la piel de una persona puede, por ejemplo, mostrar signos de biológicamente más jóvenes que su edad cronológica, otros órganos, como el corazón, pueden estar de acuerdo más rápido.
La interacción de la genética, las opciones de estilo de vida, los niveles de estrés, el historial médico y los factores ambientales contribuyen considerablemente a estas diferencias en el envejecimiento biológico. Esta compleja red de influencias ayuda a aclarar por qué ciertas personas conservan un perfil biológico juvenil, a pesar de su edad, mientras que otras pueden experimentar el envejecimiento acelerado, lo que conduce a un mayor riesgo de enfermedades como demencia, afecciones cardíacas y diabetes.
Para evaluar con precisión la edad biológica, los investigadores han realizado varios «relojes envejecidos» que usan los biomarcadores: indicadores significativos de la función biológica que se pueden detectar a nivel celular o sistémico. Bajo esto, la metilación del ADN es un método de uso común en el que las secciones de ADN se aplican sobre la base de exposiciones y estresores del medio ambiente. Otros biomarcadores incluyen la expresión génica, que también ofrece ideas cruciales sobre el proceso de envejecimiento.
Estos progresos en la comprensión de la edad biológica versus cronológica no solo mejoran el conocimiento científico, sino que también pueden allanar el camino para las pensiones médicas personalizadas, en última instancia para mejorar la salud y la vida útil individual.