Ha estallado una disputa política y personal entre el director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, y el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, lo que provocó una acalorada discusión que subraya las tensiones actuales en torno a la política espacial de Estados Unidos. Duffy, quien también es Secretario de Transporte, sugirió en una entrevista reciente con CNBC que consideraría reabrir el contrato de módulo de aterrizaje lunar de SpaceX para permitir que los competidores pujen por la misión lunar Artemis. Esta afirmación se produjo en el contexto de las preocupaciones sobre el progreso de SpaceX en el desarrollo de su nave espacial, que según Duffy estaba retrasado, lo que podría poner en peligro el primer alunizaje tripulado de la NASA desde 1972.
En una audaz respuesta en las redes sociales, Musk llamó a Duffy «Sean Dummy» y lo acusó de intentar «matar a la NASA». También dio la alarma sobre los especulados planes de la administración Trump de fusionar la NASA con el Departamento de Transporte. Musk caracterizó esta reorganización propuesta como un “esquema de puerta trasera” para socavar la independencia de la agencia, advirtiendo que tal medida sofocaría la innovación en los vuelos espaciales. Subrayó que el camino de la Luna no debería estar plagado de obstáculos burocráticos.
Los comentarios de Duffy incluyeron planes para explorar la participación de competidores como Blue Origin de Jeff Bezos, reforzando su opinión de que Estados Unidos no puede permitirse el lujo de depender únicamente de una empresa para lograr el éxito en la segunda carrera espacial contra China. La controversia sobre la estructura de financiación de la NASA se ha visto alimentada por informes que indican que el presupuesto de la Casa Blanca para 2026 podría introducir recortes significativos en la financiación de la NASA y potencialmente transformar la agencia de una entidad independiente a un departamento a nivel de gabinete.
Las preocupaciones sobre esta reestructuración han movilizado a científicos, legisladores y defensores del espacio, quienes argumentan que reducir la independencia de la NASA cambiaría las prioridades de la investigación y exploración a largo plazo a agendas políticas de corto plazo. La Sociedad Planetaria ha advertido que los recortes presupuestarios podrían provocar la cancelación de más de 40 misiones activas y planificadas, lo que tendría un impacto significativo en el futuro de la exploración espacial estadounidense.
Si bien los funcionarios de la Casa Blanca han negado sus intenciones de desmantelar completamente la NASA, no han descartado la posibilidad de cambios estructurales en la organización. A medida que aumenta el conflicto entre Musk y Duffy, los analistas enfatizan que esta disputa refleja problemas más amplios entre instituciones públicas y empresas privadas, particularmente en lo que respecta al control sobre futuras iniciativas de exploración espacial.
Actualmente, la misión lunar Artemis se encuentra en una posición precaria, atrapada en el fuego cruzado del descontento vocal de Musk y la dirección incierta de la política espacial federal.



