Un ataque reciente en el Centro de Detención de Prairieland en Alvarado, Texas, ha llevado a serios cargos federales contra diez sospechosos, incluida una persona con lazos con la política de inmigración de la administración Biden. Daniel Rolando Sánchez-Strada, de 38 años, cónyuge de uno de los presuntos atacantes, recibió una carta verde bajo la administración actual y es un ex receptor de la acción retrasada para los jóvenes llegados (DACA). El incidente resultó en un oficial de policía de Alvarado que recibió un disparo en el cuello, aunque se espera que se recupere.
Sánchez-Strada se enfrenta a cargos con respecto a la conspiración para meterse con la evidencia, como detallada en una queja penal recientemente no dedicada. Los agentes del FBI lo arrestaron mientras realizaban una orden de búsqueda, en la que se vieron varios paquetes sospechosos que fueron trasladados de su casa a su camioneta. Según los informes, estos paquetes contienen propaganda antigubernamental, incluido un documento titulado «Organización para el ataque! Anarquía insurreccional». Este concepto se ha clasificado como una importante amenaza terrorista doméstica, según expertos en terrorismo.
El trasfondo de Sánchez-Strada revela que nació en 1986 y ingresó a los Estados Unidos en 2001 con una tarjeta de cruce fronteriza. Recibió el estado de DACA en 2013 y lo renovó varias veces en los años siguientes. Además, se enfrentó a una posesión de drogas rechazada en 2020 y recientemente recibió una tarjeta verde en abril de 2024 después de una solicitud en septiembre de 2023.
La situación se intensificó cuando un grupo fuertemente armado atraía a los oficiales de hielo en una emboscada y disparó un aluvión de fuegos artificiales para atraerlos en una posición vulnerable antes de lanzar un ataque que condujo a la lesión del oficial de policía. El ataque incluyó el disparo de 20 a 30 rondas de una pistola en estilo AR-15 antes de la región. Durante el caos, un sospechoso, Bradford Morris, fue arrestado mientras intentaba huir del escenario. Reveló que era parte de un tesoro del grupo de señales, que había introducido después de asistir a una protesta, y admitió que había transportado a varias personas desde Dallas al centro de detención con la intención de «hacer algo de ruido».
Además, las autoridades reaccionantes descubrieron a siete sospechosos con ropa militar tratando de escapar a pie, armadas con armas y equipos. Este incidente enfatiza las crecientes tensiones que rodean la aplicación de la ley, en particular la patrulla de hielo y frontera, en medio de fervientes críticas a la política de inmigración.
A la luz del ataque, un portavoz del Ministerio de Seguridad Interior afirmó que no se tolerarán todas las amenazas o actos de violencia contra la policía, lo que enfatiza la obligación de procesar a los perpetradores en plena extensión de la ley. Este incidente tiene lugar en un contexto de una hostilidad creciente a los agentes federales de aplicación de la inmigración, exacerbados por el clima político polarizado sobre cuestiones de inmigración en los Estados Unidos