El Pentágono lleva a cabo el ataque número 21 contra un barco sospechoso de contrabando de drogas en el Pacífico Oriental


En un anuncio reciente, el Pentágono confirmó la ejecución de su vigésimo primer ataque contra un barco sospechoso de estar involucrado en el tráfico de drogas. Esta operación, realizada por el Comando Sur de Estados Unidos, tuvo como objetivo un barco identificado por agencias de inteligencia como contrabandista de narcóticos a lo largo de rutas de contrabando establecidas en el Pacífico Oriental. El ataque provocó la muerte de tres personas a bordo del barco que fueron identificadas como narcoterroristas.

El comunicado del Comando Sur en las redes sociales enfatizó que el barco estaba operando en aguas internacionales y afirmó que estaba involucrado en el tráfico ilícito de narcóticos. Esta operación se suma a un esfuerzo militar estadounidense más amplio que ya ha resultado en un total de 83 muertes por ataques a barcos narcotraficantes similares en los últimos meses. Los informes indican que el ejército ha desplegado varios medios aéreos, incluidos aviones de combate, drones y aviones de combate, para llevar a cabo estas operaciones destinadas a frenar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.

El momento de este último ataque sigue a una operación anterior reportada la semana pasada que marcó el vigésimo despliegue militar en barcos de narcotráfico. A pesar de las agresivas medidas tomadas, existe una importante controversia legal en torno a las huelgas. El Departamento de Justicia ha indicado al Congreso que no requiere aprobación adicional para estas acciones militares, aunque esta posición ha generado preocupación entre los expertos legales sobre el cumplimiento tanto del derecho estadounidense como del derecho internacional.

La campaña en curso también ha provocado tensiones diplomáticas con algunos países aliados. El Reino Unido, en particular, ha dejado de compartir inteligencia con Estados Unidos sobre barcos sospechosos de contrabando de drogas, citando preocupaciones sobre la complicidad en lo que considera acciones ilegales. Además, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció una suspensión de la cooperación de inteligencia con Estados Unidos hasta que finalicen los ataques, lo que indica una creciente insatisfacción entre los socios regionales con el enfoque estadounidense para combatir el narcotráfico.

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Los acontecimientos indican una compleja intersección de acción militar, supervisión legal y relaciones internacionales mientras Estados Unidos continúa lidiando con los desafíos que plantea el tráfico de drogas.



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