Arqueólogos del centro de Grecia han realizado un descubrimiento innovador en la cueva de Theopetra, al revelar lo que podría ser la estructura construida por el hombre más antigua jamás conocida: un muro de piedra que se estima tiene más de 23.000 años. Este notable hallazgo es anterior a la construcción de la Gran Pirámide de Giza en Egipto en más de 17.000 años, lo que provocó una reevaluación de los orígenes de la arquitectura y la adaptabilidad de la humanidad a los climas cambiantes.
El descubrimiento fue anunciado por la Dra. Catherine Kyparissi-Apostolika, quien ha estado excavando la cueva de Theopetra desde 1987, en colaboración con el Ephorate griego de Paleoantropología y Espeleología. Construido durante el Último Máximo Glacial, un período marcado por frío extremo y capa de hielo en gran parte de Europa, el muro probablemente se construyó para cerrar parcialmente la entrada de la cueva, protegiendo a los residentes de las duras condiciones ambientales de la época.
El Dr. Kyparissi-Apostolika destacó las implicaciones del hallazgo y afirmó: «La evidencia sugiere una forma temprana de planificación arquitectónica… Muestra que los humanos que vivieron durante el Paleolítico superior eran capaces de realizar cambios ambientales más complejos de lo que se pensaba anteriormente».
La cueva de Theopetra alberga un extraordinario registro arqueológico que abarca más de 130.000 años, lo que la convierte en uno de los yacimientos prehistóricos más importantes de Europa. Las excavaciones han revelado una rica variedad de asentamientos humanos, con estratos que datan del Paleolítico Medio al Neolítico. El análisis estratigráfico revela capas de sedimentos de hasta seis metros de profundidad, que contienen numerosos artefactos, incluidas herramientas, fogatas e incluso huellas de niños antiguos que se cree que fueron dejadas por los neandertales hace unos 135.000 años.
Estudios anteriores han confirmado la actividad humana en la cueva hace entre 130.000 y 140.000 años. La cueva actúa como una extraordinaria cápsula del tiempo, que ilustra los cambios culturales y climáticos a medida que los residentes adaptaron sus estilos de vida en respuesta a los cambios ambientales. Estudios micromorfológicos recientes han identificado varias fases frías y cálidas, incluida una importante inundación durante la cual los sedimentos se encontraban dos metros por encima del suelo actual de la cueva.
La construcción del muro de piedra está hecha de rocas informes unidas con arcilla, cuidadosamente diseñadas para reducir corrientes de aire y otros elementos climáticos severos. Según el Dr. Kyparissi-Apostolika, esta estructura es indicativa de un período de transición en el desarrollo arquitectónico humano, que tuvo lugar mucho antes de la llegada de las sociedades agrícolas.
A medida que los arqueólogos profundizan en las capas posteriores de la cueva, surge evidencia de una dieta en evolución entre los habitantes, que consiste en cebada, trigo, aceitunas y diversas carnes, lo que sugiere un cambio hacia estrategias de subsistencia más complejas. Este período también se refiere a los primeros experimentos con la cerámica; Los artefactos como cilindros de arcilla y formaciones encontradas cerca de hogares datan de más de 10.000 años, lo que demuestra una comprensión de los materiales antes de la revolución alfarera del Neolítico.
La cueva también sirve como depósito de restos humanos, incluidos cinco esqueletos de diferentes épocas, con un sitio de entierro que data de hace unos 15.000 años, lo que lo convierte en uno de los primeros entierros de humanos modernos en la región. El análisis genético de estos huesos ha ilustrado una continuidad de habitación en el área durante milenios.
Curiosamente, las capas superiores de la cueva de Theopetra revelan signos de sociedades neolíticas tempranas, con lugares de enterramiento organizados, almacenamiento de alimentos y recintos para animales que significan una transición gradual a la vida comunitaria. La cueva parece haber proporcionado refugio durante períodos de conflicto, estableciendo su papel no sólo como espacio habitable sino también como refugio en medio de la inestabilidad.
Varios estudios, incluidos los publicados en Radiocarbon Journal y National Archaeological Reports of Grecia, destacan la contribución única de la cueva a nuestra comprensión del comportamiento social preagrícola en el sur de Europa.
Debido a que estructuras como Göbekli Tepe y Stonehenge a menudo dominan las discusiones sobre las primeras construcciones y prácticas ceremoniales, el modesto muro de piedra de la cueva de Theopetra podría redefinir las narrativas que rodean los esfuerzos iniciales de la humanidad por alterar su entorno para su comodidad y supervivencia. Este acto aparentemente modesto de sellar una cueva contra los elementos podría marcar un cambio crucial hacia la previsión, la estabilidad y la vida comunitaria.
Las excavaciones en curso en Theopetra continúan sirviendo como punto de referencia para la investigación arqueológica interdisciplinaria y promueven la colaboración en diversos campos, incluidos la geología, la antropología, la paleoclimatología y la genética. El sitio se ha conservado, con partes abiertas a la visita del público, lo que le permite vislumbrar la profunda importancia histórica de este extraordinario lugar.