Días después de que el presidente estadounidense Donald Trump anunciara la cancelación de una reunión prevista con el presidente ruso Vladimir Putin en Budapest, el Kremlin respondió afirmando que discutir la cancelación era engañoso. Según informes del Kremlin transmitidos por la televisión estatal, incluido el canal Vesti de Telegram, los funcionarios rusos se hicieron eco de los sentimientos de Trump de que no quería perder el tiempo en reuniones que no tenían un propósito sustancial.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, explicó la necesidad de una “preparación seria” cuando los líderes mundiales se reúnan, afirmando que no se había fijado un cronograma específico para la reunión entre Trump y Putin. Hizo hincapié en que los líderes no deberían entablar discusiones sólo para reunirse.
Peskov subrayó que ambos presidentes habían dado instrucciones a sus ministros de Asuntos Exteriores (el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio), para que sentaran las bases para futuras discusiones. Describió el proceso de participación como complejo, lo que indica la complejidad de las cuestiones.
En un contexto más amplio, Peskov reiteró el deseo de Rusia de promover relaciones amistosas con todas las naciones, incluido Estados Unidos. Criticó las recientes sanciones estadounidenses a las compañías petroleras rusas Lukoil y Rosneft, calificándolas de “un paso hostil” que pone en peligro el potencial de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Peskov afirmó que a pesar de las diversas declaraciones del presidente estadounidense, Rusia debería seguir centrándose en sus intereses creados.
Reconoció que las recientes acciones estadounidenses efectivamente habían obstaculizado las perspectivas de reactivar las relaciones diplomáticas, pero insistió en que Rusia continuaría buscando caminos consistentes con sus propios intereses. Los comentarios de Peskov reflejan su compromiso de mantener la diplomacia incluso en medio de tensiones crecientes.
El 22 de octubre, Trump confirmó desde la Casa Blanca que la reunión con Putin había sido suspendida, citando preocupaciones por perder tiempo en discusiones que no tuvieron resultados significativos. La decisión se produjo tras el rechazo de Rusia a una demanda estadounidense de un alto el fuego en el actual conflicto en Ucrania, lo que llevó a Trump a expresar su renuencia a comprometerse sin un progreso sustancial en cuestiones urgentes.


