En un fallo judicial reciente, la jueza de distrito Briony Clarke escuchó un caso relacionado con publicaciones en línea de la figura prominente Graham Linehan. Los mensajes en cuestión fueron calificados de “poco atractivos, molestos e irritantes” y el juez los calificó de “muy desagradables e incluso innecesarios”. Sin embargo, al final no cruzaron el umbral de acoso criminal determinado por el tribunal.
El denunciante, un hombre biológico que se identifica como mujer, alegó que los mensajes de Linehan les causaron alarma y miedo. Sin embargo, el juez Clarke no encontró pruebas suficientes para respaldar esta afirmación y afirmó que el denunciante “no estaba tan ‘alarmado y angustiado’ como se retrataba” en respuesta al comportamiento de Linehan.
Como resultado de las conclusiones del tribunal, Linehan recibió una multa de 500 libras esterlinas y se le ordenó pagar costas legales por un total de 650 libras esterlinas, además de un recargo legal de 200 libras esterlinas. El fallo enfatizó la imparcialidad del tribunal, y el juez Clarke señaló que no era función del tribunal tomar partido en el debate social en curso sobre los derechos de las personas en cuestiones de sexo e identidad de género.
Esta decisión se produce en medio de crecientes tensiones en el discurso de identidad de género y resalta el delicado equilibrio que los tribunales deben mantener cuando se trata de cuestiones profundamente arraigadas en la identidad personal y las creencias sociales.



