Un hombre de 47 años en Michigan recientemente experimentó una reacción alérgica grave, conocida como anafilaxia, después de mostrar síntomas alarmantes con párpados hinchados, una erupción con picazón y signos de desmayar. Su condición había comenzado con el deterioro de unos días antes de su visita al hospital, caracterizada por calambres, náuseas, dolor abdominal y vómitos causados por episodios de heces acuosas.
Al llegar al primer auxilio, la presión arterial del hombre fue considerablemente baja y aumentó los latidos del corazón. Los médicos vieron síntomas adicionales como labios hinchados y urticaria, o colmenas, en diferentes partes de su cuerpo, incluidos el cuero cabelludo, el cuello, el tronco y la ingle. Dada la gravedad y la serie de estos síntomas, los profesionales médicos reconocieron que la situación era potencialmente mortal.
A medida que avanzaba la investigación, la condición del paciente cayó aún más, lo que llevó a signos de shock, un estado donde los órganos no recibieron suficiente sangre y oxígeno. En respuesta, el equipo médico tiene una combinación de líquidos intravenosos, antibióticos, un antiacídico llamado famotidina y un esteroide para abordar la inflamación. Es crucial que hayan causado una inyección de epinefrina para revertir los síntomas alérgicos, estabilizar el latido y la presión arterial antes de admitirle a las cuidados intensivos.
El paciente, que no informó alergias significativas además de una leve sensibilidad a la penicilina, no tenía antecedentes familiares de reacciones alérgicas. Recientemente no había consumido alimentos desconocidos. Los médicos, sin embargo, teorizaron que sus síntomas pueden estar sujetos a una alergia alimentaria recién formada, posiblemente vinculada a las semanas de necesidad gastrointestinal que había sufrido. El deterioro gradual de sus síntomas sugirió una exposición repetida a un alergeno no creado.
Días en su estadía en el hospital, los síntomas del paciente volvieron a aparecer, que se presentan como dureza en el pecho, respiración chirriante y falta de respiración después de consumir costillas de carne de res. Esta revelación llevó a los médicos a sospechar que había desarrollado el síndrome de alfa-gal, una alergia alimentaria relativamente inusual causada por un azúcar que se encuentra en la carne roja y ciertos productos de mamíferos. Esta condición a menudo se asocia con la mordida del comprador de estrellas solitarias, una especie que es cada vez más común en Michigan debido al cambio climático y la fragmentación del hábitat que prefiere las poblaciones de ciervos.
El paciente, un comedor de carne normal y cazador de ciervos, no podía recordar mordida específica de garrapatas; Sin embargo, los médicos concluyeron que probablemente dirigió la alergia de una reunión anterior con un pequeño signo de larvas. Las reacciones alérgicas iniciales se manifestaron como problemas gastrointestinales, intensamente mientras seguía comiendo carne roja.
Como parte de su plan de tratamiento, los médicos aconsejaron al paciente que evitara todas las formas de carne roja. Después de su renuncia, recibió esteroides para el manejo inflamatorio, un antihistamínico para la iluminación sintomática y un inyector intramuscular de automóviles epinefrina para situaciones de emergencia. Una visita de seguimiento 15 meses después confirmó su abstinencia de carne y una ausencia completa de incidentes anafilácticos adicionales.
Este caso destaca el creciente reconocimiento del síndrome de Alfa-Gal como un problema para la salud pública, en particular porque los profesionales de la salud siguen siendo relativamente desconocidos para diagnosticar y administrar esta afección. Además, la expansión de alcance de la estrella solitaria -Tik, una vez rara en la región, subraya los efectos más amplios del cambio climático en la salud humana. La investigación sigue siendo los mecanismos que investigan cómo las picaduras de garrapatas causan tales alergias alimentarias, mejorando las estrategias de conciencia y prevención en las comunidades médicas de todo el mundo.