En un estudio innovador realizado en el Centro Integral de Cáncer de Montefiore Einstein (MECCC) y la Facultad de Medicina de Albert Einstein, los investigadores han descubierto nuevos conocimientos sobre el glioblastoma, considerado la forma más agresiva de cáncer cerebral. Esta investigación, publicada en Neurociencia de la naturalezarevela que el glioblastoma no solo influye en el cerebro, sino que también conduce a cambios significativos en el cráneo, incluida la erosión y los cambios en el mezclador del cráneo, lo que finalmente influye en la respuesta inmune del cuerpo.
El estudio, dirigido por el Dr. Jinan Behnan, enfatiza un hallazgo importante: los tratamientos tradicionales que solo consideran el glioblastoma como una enfermedad local fallan repetidamente, posiblemente debido a la interacción compleja del tumor con el sistema inmunitario. Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), alrededor de 15,000 nuevos casos de glioblastoma se diagnostican anualmente en los Estados Unidos, con el porcentaje mediano de supervivencia para los pacientes que reciben tratamientos estándar, incluida la cirugía, la quimioterapia y la radiación, que cuelgan alrededor de 15 meses.
El interés del Dr. Behnan en la relación entre el glioblastoma y el cráneo fue alimentado por descubrimientos recientes que indican la existencia de canales delgados que conectan el cráneo con el cerebro, lo que facilita la interacción de moléculas y células inmunes. Con la ayuda de técnicas avanzadas de imágenes en modelos de glioblastoma de ratones, los investigadores notaron que los tumores causaron una clara erosión de los huesos del cráneo, en particular en las suturas donde los huesos se fusionan. Esta erosión parecía ser específica para el glioblastoma y ciertos tumores malignos, porque no tuvo lugar con accidentes cerebrovasculares u otras lesiones cerebrales.
El equipo descubrió que la erosión de los huesos del cráneo correspondía a un mayor tamaño y el número de canales que condujeron a la médula del cráneo. Con estos cambios, las señales de glioblastoma pueden influir en el entorno inmune en el cráneo. El análisis genómico adicional debido a la secuenciación de ARN con una célula reveló una transformación significativa en la composición de las células inmunes en la médula del cráneo, con un notable aumento en las células mieloides proinflamatorias, en particular los neutrófilos inflamatorios, mientras que las células B productoras de anticuerpos suprimieron.
El coautor, el Dr. E. Richard Stanley, enfatizó que la entrada de las células proinflamatorias podría hacer que el glioblastoma sea más agresivo y, a menudo, más resistente al tratamiento. Esto enfatiza la necesidad de nuevas estrategias que restauren el equilibrio inmune en la médula de cráneo para estos pacientes. La investigación también identificó varias reacciones en la producción de células inmunes entre los simulacros de cráneo y muslo, lo que indica que el glioblastoma funciona como una enfermedad sistémica en lugar de localizada.
Para investigar los tratamientos potenciales, los científicos han otorgado los medicamentos contra la antiotoestoporosis aprobados por la FDA para evaluar su impacto en el cráneo y la progresión de glioblastom. Mientras que tanto el ácido zoledrónico como el denosumab detuvieron efectivamente el cráneo, el llamado crecimiento tumoral inesperado se aceleró en un modelo de glioblasto e inhibió los efectos beneficiosos de la inmunoterapia anti-PD-L1, que está destinada a estimular las células T alimentadas por tumores.
Esta investigación no solo aclara los desafíos únicos del glioblastoma, sino que también abre nuevas formas de intervenciones terapéuticas que tienen en cuenta las interacciones sistémicas del cáncer. Los hallazgos pueden conducir a un progreso importante en las estrategias de tratamiento para una de las formas más desafiantes de cáncer.