El equipo de infantería del Ejército de los EE. UU. Allá el camino para la innovación militar rápida


El Pentágono actualmente está trabajando en una búsqueda multimillonaria de la próxima generación de sistemas militares, mientras que el Ejército demuestra una solución innovadora pero rentable que ha surgido en gran medida bajo el radar: el vehículo de escuadrón de infantería (ISV). Este vehículo, inicialmente pretendido como un simple portador de tropas, se ha convertido en una plataforma versátil para experimentos, en la que se muestra cómo el Ejército puede asumir las tecnologías sin esperar programas a gran escala.

El ISV se diseña principalmente como una solución ligera y preparada para tropas en movimiento. Su simplicidad y asequibilidad inherentes ahora lo ha posicionado como una base de prueba ideal para diferentes tecnologías. Las startups transforman los ISV activamente con sistemas de navegación autónomos, sensores modulares, discos híbridos eléctricos y opciones de misión reforzadas con AI. Con esta agilidad, los soldados pueden experimentar con nuevas tecnologías en circunstancias del mundo real sin poner en peligro activos costosos, promoviendo iteraciones rápidas sobre la base de la retroalimentación del campo.

Este método resuena fuertemente con los desarrollos recientes en Ucrania, donde se realizan innovaciones rápidas en respuesta a la dinámica de tiempo real del campo de batalla. El liderazgo del ejército parece reconocer el valor de aceptar este modelo, lo que fomenta el desarrollo continuo del ISV.

El ISV encarna efectivamente una estrategia de innovación ascendente, en la que los requisitos militares se combinan con el progreso tecnológico comercial en una plataforma flexible. Hace hincapié en que el Ejército de los EE. UU. No tiene que esperar a programas largos y costosos para introducir nuevas posibilidades. En cambio, el paso por paso evolucione y modernice, lo que hace ajustes que son relevantes para los escenarios de combate contemporáneos.

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El enfoque del ejército con el ISV tiene lecciones valiosas para otras ramas del ejército. Considere el bombardero B-52 de la Fuerza Aérea, el tanque Abrams del Ejército o los Cazadores de Torpedo de la Clase Marina Burke; Estas plataformas, aunque hace décadas, siguen siendo vitales gracias a su capacidad de actualizaciones. Si estos sistemas heredados se consideraran laboratorios de innovación, podrían sufrir experimentos rápidos similares a los del ISV.

Esta estrategia también puede ayudar a abordar un problema importante con el que se enfrenta al Ministerio de Defensa. Los organismos legislativos a menudo dudan en permitir que el Pentágono retire los sistemas heredados antes de que los reemplazos adecuados estén listos, por temor a las brechas de capacidades potenciales. Este enfoque cauteloso puede conducir a un financiamiento continuo de plataformas obsoletas, mientras que los programas más innovadores se estancan. Al cambiar la marca de sistemas más antiguos como Arenas para la innovación, el Pentágono podría obtener apoyo para un financiamiento modesto destinado a mejorar estas plataformas para fines experimentales. Esta táctica conservaría las capacidades operativas y satisfaría al Congreso, mientras se genera datos para informar las decisiones de defensa futuras.

Para adoptar completamente este enfoque innovador, el Pentágono debe desarrollar su cultura organizacional. Los funcionarios de adquisición deben cambiar su enfoque de evitar riesgos para facilitar los experimentos administrados. Los guerreros deben recibir el mandato de dar comentarios esenciales basados ​​en aplicaciones en práctica en contraste con las simples simulaciones de prueba. Mientras el Ejército está tratando de reestructurar su personal de adquisición, la coincidencia de estos profesionales que están muy bien coincidentes serán cruciales y dejarán el modelo anticuado de crear cajas de adquisición incoherentes.

Esta redistribución alentaría un cambio burocrático, lo que significa que los insertos incrementales en la capacidad son posibles en función de las ideas operativas en lugar de esperar los programas completados.

Aunque algunos pueden estar preocupados de que centrarse en experimentos heredados pueda restar valor a los programas de la próxima generación, la experiencia del ISV muestra que esto no tiene que ser un juego cero. Los sistemas heredados pueden acelerar la maduración de las tecnologías emergentes y garantizar que cuando se usan finalmente nuevas soluciones, son más capaces y menos riesgosas.

Algunos críticos expresan su preocupación por colocar tecnologías experimentales en situaciones de combate. Sin embargo, el mayor riesgo no radica en el uso de nuevas tecnologías, sino en paralizar la indecisión y esperar soluciones perfectas, mientras que los competidores están mejorando más rápido.

El experimento del Ejército con el ISV ofrece una visión de un futuro en el que el Pentágono puede innovar de manera más eficiente y costos de costo efectivo, respondiendo a las necesidades inmediatas sin depender de nuevos equipos. Las plataformas heredadas, como el B-52, Abrams Tank y Arleigh Burke Destrouters, también pueden servir como laboratorios vitales para la próxima ola de tecnología militar.

Si el ejército puede lograr un progreso considerable con un portador de bajo, existe un potencial considerable para que todo el Pentágono replique este éxito con sus activos de mil millones de dólares. La pregunta urgente sigue siendo: ¿El liderazgo del Pentágono aprovechará la oportunidad para seguir al Ejército del Ejército, o la brecha de innovación del país continuará aumentando?



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