En discusiones recientes sobre el conflicto Rusia-Ucrania, las estrategias diplomáticas del presidente Donald Trump han generado comparaciones notables con su enfoque para negociar la paz entre Israel y Hamás. Este método implica presentar términos audaces que favorecen abrumadoramente a una de las partes, junto con plazos para llegar a un acuerdo, mientras que los detalles sobre la aplicación, las garantías de seguridad y el financiamiento de la reconstrucción a menudo pasan a un segundo plano.
Los comentarios de Trump a bordo del Air Force One enfatizaron un enfoque flexible respecto de los plazos, diciendo: “¿Sabes cuál es el plazo para mí? Cuando termine”. Esto implica la voluntad de ajustar las expectativas en función de la evolución de la situación. Después de anunciar la paz en Medio Oriente, Trump rápidamente cambió su enfoque hacia las hostilidades en curso en Europa, afirmando: “Si no te importa, Steve, centrémonos primero en Rusia, ¿de acuerdo?”.
Luego, el enviado especial de Estados Unidos, Steve Witkoff, se reunió con funcionarios rusos, lo que dio como resultado un controvertido plan de 28 puntos que se apoya en gran medida en los intereses rusos. Este borrador alarmó a los aliados europeos que no habían sido consultados antes de la propuesta, y fijó como fecha límite para que Ucrania aceptara el plan el 27 de noviembre, que coincidió con el feriado de Acción de Gracias en Estados Unidos.
A pesar de los estrictos plazos iniciales, Trump suavizó su posición y reconoció las complejidades involucradas en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, en comparación con la situación entre Israel y Hamás. Las actuales escaladas militares, incluidos los bombardeos iniciados por Putin durante las renovadas negociaciones con Estados Unidos, ilustran los desafíos asociados con el logro de un alto el fuego.
Los expertos sostienen que la metodología de Trump está obsesionada con declarar un alto el fuego en lugar de garantizar su sostenibilidad o cumplimiento. Mariia Zolkina, analista política en Ucrania, señaló que el ex presidente parece menos interesado en las consecuencias a largo plazo de cualquier acuerdo. La diferencia en la aceptación en comparación con otros países distingue los dos conflictos: el alto el fuego en Gaza recibió el apoyo de varias potencias regionales, a diferencia de la propuesta unilateral presentada a Ucrania.
El plan propuesto incluye demandas para que Ucrania ceda territorio en la región de Donbas a Rusia y lamentablemente carece de aportes de países europeos clave. Los líderes europeos han expresado su preocupación por el posible abandono de sus intereses, temiendo que las negociaciones de Trump puedan poner en peligro su seguridad y la de Ucrania.
Las diferencias en la participación de Trump en ambos conflictos subrayan la tendencia al favoritismo en las negociaciones. La presión continua sobre Moscú, y especialmente sobre la postura inflexible de Putin, sugiere que las tácticas pasadas pueden requerir ajustes significativos para ser efectivas en este panorama geopolítico decididamente complejo. La falta de un acuerdo concreto durante las recientes conversaciones diplomáticas plantea dudas sobre la viabilidad del enfoque de Trump, mientras los líderes europeos enfatizan la necesidad de una solución conjunta e inclusiva para aumentar la estabilidad en la región.



