Una transformación extraordinaria ha tenido lugar en el desierto de Atacama, ubicado en el norte de Chile, una de las regiones más secas del planeta. Después de importantes lluvias, el árido paisaje se ha convertido en un vibrante despliegue de flores silvestres, principalmente en llamativos tonos fucsia. Esta transformación se llama floración del desierto y ocurre bajo condiciones ambientales muy específicas.
Normalmente, sólo caen 2 milímetros de lluvia al año en el desierto de Atacama, lo que lo convierte en el desierto no polar más seco del mundo. Sin embargo, en los últimos meses se han registrado fuertes lluvias en zonas de gran altitud, con hasta 60 milímetros de lluvia en algunas regiones, especialmente en julio y agosto. La importante humedad ha activado un ecosistema latente escondido debajo del suelo del desierto, permitiendo que miles de flores silvestres florezcan en una sincronización impresionante.
Una de las zonas más afectadas es el Parque Nacional Llanos de Challe, donde el suelo del desierto ahora está cubierto de vibrantes rosas y morados. Tales floraciones dependen de una coordinación precisa de la temperatura, la luz solar y las precipitaciones, condiciones que rara vez coinciden en esta región hiperárida.
Los científicos del clima atribuyen la inusual exhibición floral de este año a El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Este patrón climático cambia la temperatura del mar en el Océano Pacífico oriental y posteriormente cambia los patrones climáticos en todo el mundo. Específicamente en el desierto de Atacama, los eventos de El Niño tienden a aumentar las temperaturas, lo que provoca un aumento de la evaporación y las precipitaciones. Ana María Mujica, profesora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, destacó que en las últimas cuatro décadas sólo se han producido quince casos significativos de floraciones, lo que subraya la rareza de este fenómeno.
Si bien las floraciones históricas en Atacama generalmente seguían un ciclo que ocurría cada cinco a siete años durante los meses de primavera, los eventos recientes se han desviado de este patrón. Se produjeron floraciones notables en 2015, 2017 y 2022, y esta última ocurrió durante un año de La Niña, que generalmente se caracteriza por condiciones más secas. Además, las flores silvestres están comenzando a aparecer fuera de la temporada de floración estándar, con informes de flores que florecen ya en julio, lo que lleva a los investigadores a reevaluar cómo la variabilidad climática puede influir en estos eventos.
Aunque se espera que las floraciones de este año duren hasta principios de noviembre, las variedades adaptadas a la sequía pueden persistir más tiempo hasta los meses de verano. El aumento de las temperaturas eventualmente rehidratará el suelo, devolviendo el paisaje a su estado árido habitual.
Además de su atractivo estético, este raro evento de floración sirve como un indicador vital de los cambios en la dinámica climática y plantea preguntas esenciales sobre la adaptabilidad de los ecosistemas áridos a las condiciones ambientales cambiantes. La volátil transformación de Atacama no sólo proporciona un espectáculo natural impresionante, sino que también resalta la resiliencia de la naturaleza en entornos hostiles, lo que la convierte en un importante tema de interés científico.