Los legisladores de Perú dieron un paso importante el viernes para derrocar a la presidenta Dina Boluarte después de un mandato marcado por protestas generalizadas y acusaciones persistentes de su incapacidad para combatir los crecientes índices de criminalidad. La votación de desempate se produjo tras la controvertida decisión de Boluarte de saltarse una audiencia de emergencia en el Congreso en la que se le instó a defender su presidencia.
La audiencia tuvo lugar a altas horas de la noche y el Congreso solicitó que Boluarte compareciera a las 23:30 hora local. Sin embargo, el presidente no se presentó, lo que provocó una respuesta abrumadoramente negativa de los legisladores. Al final, 118 miembros del Congreso votaron a favor del impeachment, lo que marcó un punto de inflexión crucial en el gobierno de Boluarte, que ha estado plagado de crisis desde su nombramiento en diciembre de 2022.
El líder del Congreso, José Jeri, anunció la aprobación del juicio político. Con la salida de Boluarte, Jeri podría actuar como presidente interino, encargado de navegar el país hasta las elecciones previstas para abril de 2026.
Desde que asumió el cargo, Boluarte ha enfrentado una serie de desafíos, en particular protestas generalizadas contra su gobierno. Estas protestas se han intensificado en medio de varios escándalos y acusaciones, poniendo de relieve un fuerte aumento de la violencia de las pandillas. Su mandato comenzó después de la controvertida destitución del expresidente Pedro Castillo, quien fue derrocado en medio de protestas que resultaron en importantes víctimas civiles.
Este último intento de juicio político citó la “incapacidad moral permanente” de Boluarte para cumplir con sus responsabilidades, un sentimiento del que se hicieron eco numerosas facciones dentro del Congreso. Una tendencia preocupante para Boluarte es su continuo descenso en los índices de aprobación pública, que se ha visto exacerbado por varias investigaciones en curso en su contra. Una investigación particularmente notable se centra en la supuesta falta de denuncia de obsequios de lujo, lo que ha dado lugar a acusaciones de corrupción conocida coloquialmente como ‘Rolexgate’. También aumentó polémicamente su propio salario en julio, alimentando aún más el descontento público.
En las últimas semanas, el malestar público se ha visto exacerbado por la aprobación por parte del gobierno de una ley que exige que los jóvenes contribuyan a fondos de pensiones privados, una iniciativa que ha generado enojo entre una población que ya lucha contra la inseguridad laboral y las altas tasas de desempleo (al parecer superiores al 70 por ciento). Además, la situación se ha vuelto aún más grave debido al aumento de la extorsión y los delitos violentos cometidos por grupos del crimen organizado.
A medida que Perú entra en un nuevo capítulo tras el derrocamiento de Boluarte, la atención se centra ahora en cómo el liderazgo interino abordará los innumerables desafíos que enfrenta el país y restaurará la estabilidad en medio del caos.