El cometa interestelar 3I/ATLAS está causando entusiasmo entre los astrónomos ya que nuevas observaciones sugieren que puede estar adquiriendo un tono azulado después de un evento de brillo significativo que ocurrió mientras estaba oscurecido por el Sol. Esta es la tercera observación de un posible cambio de color en el cometa, aunque los cambios anteriores no fueron permanentes.
Descubierto a principios de julio, 3I/ATLAS viajaba hacia el sol a velocidades asombrosas de más de 130.000 mph. Se cree que es uno de los objetos interestelares más antiguos. Se cree que fue expulsado de su propia galaxia hace más de siete mil millones de años y desde entonces ha atravesado la inmensidad del espacio interestelar hasta alcanzar su trayectoria actual dentro de nuestro sistema solar.
Después de su aproximación a Marte a principios de octubre, el cometa permaneció detrás del Sol durante varias semanas, haciéndolo en gran medida invisible para los observadores en la Tierra. Sin embargo, hallazgos recientes muestran que el brillo había aumentado significativamente durante este período, un fenómeno que no se debe exclusivamente a su proximidad al Sol. Los investigadores que estudiaron minuciosamente los datos de las naves espaciales en órbita informaron que el cometa no sólo se iluminó, sino que también «pareció notablemente más azul que el Sol», un cambio intrigante que no había sido documentado previamente.
El cambio de color puede atribuirse a gases como el monóxido de carbono y el amoníaco que se escapan de la superficie del cometa. Estas revelaciones aún no han sido revisadas por pares y se necesitan más observaciones para confirmar el nuevo color del cometa. Históricamente, el cometa mostró un tono rojo en las primeras observaciones, probablemente debido a una importante cantidad de polvo expulsado de su superficie. Luego, en septiembre, pareció adquirir un tinte verde, posiblemente debido a compuestos como dicarbono o cianuro en su coma. Sin embargo, estos cambios de color fueron temporales, lo que llevó a los científicos a cuestionar los mecanismos subyacentes.
A medida que 3I/ATLAS continúe su viaje, será cada vez más visible con telescopios en la Tierra, especialmente en el hemisferio norte, aunque no será visible a simple vista. Los observadores de estrellas necesitarán un buen telescopio o binoculares para vislumbrar a este viajero celestial.
Se espera que el cometa alcance su punto más cercano al Sol, conocido como perihelio, el 29 de octubre, a una distancia de unos 210 millones de kilómetros, aproximadamente 1,4 veces más lejos del Sol que la Tierra. Los analistas esperan que el cometa esté a una distancia mínima de 270 millones de kilómetros (170 millones de millas) de nuestro planeta el 19 de diciembre, lo que permitirá observaciones más detalladas.
3I/ATLAS ha exhibido varias propiedades inusuales desde su descubrimiento, incluida una notable abundancia de dióxido de carbono y un nivel intrigantemente alto de fuga de agua, junto con un anti-cola alucinante. Algunos investigadores incluso han especulado que el cometa podría representar algún tipo de tecnología extraterrestre, aunque esta teoría carece de evidencia sustancial, y la mayoría de los expertos confirman que el cometa se comporta como un cometa típico.
A medida que el cometa continúa su órbita, se espera que varias naves espaciales de la ESA vuelen por su cola extendida, lo que permitirá a los científicos observar más de cerca este extraordinario objeto antes de que abandone nuevamente el sistema solar.



