El cierre del gobierno está alterando el sistema de aviación y poniendo de relieve la escasez de mano de obra.


Un mensaje reciente de una torre de control de tráfico aéreo cerca de Los Ángeles encendió las alarmas durante el actual cierre del gobierno federal cuando anunció: “La torre está cerrada por falta de personal”. Este cierre sin precedentes duró casi seis horas el 6 de octubre, y dejó varados a los pilotos que tuvieron que coordinar sus propios movimientos sin orientación oficial, ya que los vuelos se retrasaron una media de dos horas y media. Este incidente es uno de los primeros y más llamativos signos del impacto inmediato del cierre en el sistema de aviación estadounidense.

Desde que comenzó el cierre el 1 de octubre, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha informado de escasez de controladores en varias ciudades, desde los principales aeropuertos de Boston y Filadelfia hasta los centros de control de Atlanta y Houston. Los efectos en cadena han provocado retrasos en los vuelos en los aeropuertos de Nashville, Dallas, Newark y otros lugares, provocando una gran frustración entre los viajeros.

Además, las ausencias no programadas entre los empleados de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) están comenzando a aumentar. Si bien el sindicato TSA sostiene que la situación aún no ha causado mayores inconvenientes, advierte sobre posibles colas más largas en los controles de seguridad, especialmente después de que los trabajadores reciban su último sueldo este fin de semana.

Los expertos, incluidos representantes sindicales, dicen que estas interrupciones resaltan una tendencia preocupante en un sistema de aviación que ya está sobrecargado por una persistente falta de personal y tecnología obsoleta. Advierten que cuanto más dure el cierre, más profundas serán las grietas en el sistema, especialmente porque trabajadores vitales de las aerolíneas se quedan sin sus salarios regulares. Greg Raiff, director ejecutivo de Elevate Aviation Group, expresó la terrible situación comparándola con experimentar una sequía después de haberla experimentado ya, lo que sugiere una crisis acumulativa.

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Los problemas actuales no son nuevos. La industria de la aviación enfrentó desafíos similares durante un histórico cierre gubernamental de 35 días en 2019, que llevó a que muchos controladores de tráfico aéreo demandaran al gobierno por salarios impagos y provocó importantes interrupciones operativas, incluido el cierre de una terminal de aeropuerto debido al alto ausentismo entre los controladores de seguridad. Ricardo Martínez-Cid, experto en derecho aeronáutico, señaló que muchos de los problemas del sector aún no han sido abordados y que la situación actual ha empeorado con los años, a pesar de haber sido denunciada varias veces.

Antes del último cierre, la FAA y la TSA operaban con una importante escasez de personal, específicamente una escasez de aproximadamente 3.000 controladores de tráfico aéreo. Nick Daniels, presidente de la Asociación Nacional de Controladores de Tráfico Aéreo, indicó que los niveles de dotación de personal habían caído a un mínimo crítico, el peor en décadas. Incluso las ausencias menores pueden perturbar gravemente las operaciones en instalaciones que ya carecen de personal, y los controladores luchan continuamente con equipos obsoletos que complican sus escenarios de trabajo.

Justo cuando la FAA comenzó a mejorar su fuerza laboral y modernizar su tecnología, el cierre del gobierno detuvo el progreso. La agencia había informado recientemente que había superado su objetivo de contratar 2.000 controladores este año y estaba explorando asociaciones para iniciar un esfuerzo de 12.500 millones de dólares para actualizar los sistemas tecnológicos obsoletos. Sin embargo, este impulso ahora se ha estancado y los líderes sindicales predicen que los problemas de personal podrían empeorar antes de que se reabra el gobierno.

Las preocupaciones están creciendo cuando Johnny Jones, secretario-tesorero del capítulo de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales que representa a los trabajadores de la TSA, advirtió que el cierre podría llevar a que más inspectores de seguridad dejen sus puestos, especialmente debido a la incertidumbre que rodea a sus trabajos. Daniels enfatizó que el cierre prolongado podría disuadir a los nuevos controladores y aprendices de seguir una carrera en control de tráfico aéreo por temor a una futura inestabilidad laboral.

A raíz de cierres gubernamentales anteriores, ha habido llamados persistentes a reformas para garantizar que la FAA siga financiada sin interrupción, incluso durante cierres gubernamentales más amplios. Los testigos expresaron sus frustraciones en una audiencia del Congreso en 2019 y dijeron que los controladores de tráfico aéreo y los profesionales de la seguridad de la aviación estaban siendo utilizados como moneda de cambio en las negociaciones políticas. A pesar de estos esfuerzos, el sistema de aviación sigue siendo frágil, lo que indica que el sector necesita reformas importantes y atención urgente antes de que surja una nueva crisis. Muchos reconocen la necesidad de soluciones a largo plazo, mientras expertos y líderes sindicales destacan el peligroso ciclo perpetuado por la disfunción gubernamental en la estabilización de los servicios de aviación esenciales.



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