El campo magnético de la Tierra se está debilitando a un ritmo alarmante: nuevos datos satelitales revelan cambios dramáticos


La Anomalía del Atlántico Sur (SAA), una región conocida por su débil campo magnético, ha recibido mucha atención por parte de los científicos, especialmente aquellos asociados con la Agencia Espacial Europea (ESA) y su misión Swarm, que ha estado monitoreando el área durante más de una década. Hallazgos recientes indican una rápida expansión del SAA desde 2014, lo que plantea preguntas críticas sobre los mecanismos subyacentes que impulsan estos cambios en el campo magnético de la Tierra.

La Anomalía del Atlántico Sur afecta un área sobre el Océano Atlántico Sur, ubicándola cerca de la costa este de América del Sur. Aquí el campo magnético es mucho más débil, lo que significa que los satélites que pasan por esta zona están más expuestos a la radiación solar. Esta vulnerabilidad plantea riesgos para la tecnología satelital, que sustenta cada vez más diversos aspectos de la vida moderna. La comunidad científica está poniendo más énfasis en comprender estas anomalías para proteger los sistemas tecnológicos de posibles daños.

Chris Finlay, profesor de geomagnetismo en la Universidad Técnica de Dinamarca, destacó la complejidad de la expansión de SAA, señalando que su comportamiento varía según la región. “La anomalía del Atlántico Sur no es un solo bloque”, señaló, indicando que el debilitamiento del campo magnético muestra varios patrones en la interacción con la geología circundante.

El fondo del campo magnético de la Tierra subraya su formación mediante corrientes de hierro líquido que fluyen hacia el núcleo exterior del planeta, que se encuentra a unos 3.000 kilómetros bajo la superficie. La misión del satélite Swarm ha revelado la complejidad de este proceso, especialmente en la Anomalía del Atlántico Sur, donde los científicos han descubierto inversiones inusuales en el comportamiento esperado de las líneas del campo magnético. En lugar de emerger, estas líneas parecen haberse retirado hacia el núcleo, lo que resulta en áreas de fuerza magnética significativamente reducida.

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El profesor Finlay explicó este fenómeno: «Normalmente esperaríamos que emergieran líneas de campo magnético del núcleo en el hemisferio sur. Pero bajo la anomalía del Atlántico Sur vemos áreas inesperadas donde el campo magnético, en lugar de emanar del núcleo, regresa al núcleo». Esto indica una relación más complicada entre el núcleo externo y el manto, que juega un papel crucial en la configuración de la fuerza y ​​distribución del campo magnético.

La propia misión Swarm, que consta de tres satélites idénticos lanzados en 2013, ha aumentado drásticamente nuestra comprensión del campo magnético de la Tierra. Al proporcionar datos exhaustivos de múltiples capas de la Tierra, incluidos el núcleo, el manto, la corteza y la ionosfera, la misión ha construido un registro continuo de mediciones del campo magnético. Esta información es crucial para perfeccionar los modelos magnéticos globales que ayudan en la navegación y el seguimiento de los fenómenos meteorológicos espaciales.

Dada la importancia de los datos satelitales, los expertos destacan sus implicaciones para la seguridad espacial. Los satélites que atraviesan la SAA encuentran mayores niveles de radiación, lo que con el tiempo puede provocar fallas en los equipos o incluso fallas totales del sistema. Este riesgo aumenta a medida que crece el número de satélites en órbita con fines de comunicaciones, vigilancia de la Tierra y navegación.

Los conocimientos esotéricos sobre la dinámica de la Tierra subrayan la importancia de las observaciones en curso de Swarm. Anja Stromme, directora de la misión Swarm de la ESA, confirmó el valor de la recopilación continua de datos y señaló el potencial de nuevos avances más allá del mínimo solar esperado después de 2030. Es probable que esto proporcione conocimientos más profundos sobre los procesos que dan forma al comportamiento de nuestro planeta.

En general, los hallazgos de la misión Swarm no sólo profundizan nuestra comprensión de la dinámica geomagnética, sino que también resaltan la necesidad de una vigilancia continua con respecto a la seguridad espacial y las implicaciones de los cambios en los campos magnéticos tanto para la tecnología como para la exploración humana en el espacio.



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