En una importante escalada de los esfuerzos militares estadounidenses contra el narcotráfico, el Secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció oficialmente el lanzamiento de la «Operación Lanza del Sur», dirigida a los narcoterroristas del hemisferio occidental. La iniciativa será dirigida por un grupo de trabajo conjunto, con un claro enfoque en proteger las fronteras de Estados Unidos contra la afluencia de drogas responsable de innumerables muertes estadounidenses.
Hegseth afirmó que la campaña tiene como objetivo expulsar a los narcoterroristas de la región, reforzando la idea de que el hemisferio occidental es “el vecino de Estados Unidos”. Si bien los detalles específicos de la operación permanecen en secreto, la urgencia de la iniciativa indica una respuesta a los desafíos actuales que plantea el crimen organizado vinculado al tráfico de drogas.
Este anuncio coincide con la confirmación por parte del Pentágono del vigésimo ataque militar estadounidense contra buques sospechosos de contrabando de drogas. La última operación, llevada a cabo el lunes, provocó la muerte de al menos cuatro personas, lo que generó preocupación sobre el costo humano asociado con estas acciones. En una publicación reciente en la plataforma de redes sociales.
El momento de la Operación Lanza del Sur también refleja mayores tensiones con Venezuela, cuyo presidente Nicolás Maduro ha sido calificado por funcionarios estadounidenses como jefe de una red de narcotráfico. Se especula que las acciones militares pronto podrían expandirse al territorio venezolano como parte de esfuerzos más amplios para desmantelar el narcotráfico en la región.
Junto con esta nueva operación, Estados Unidos ha aumentado estratégicamente su presencia militar en la zona mediante el despliegue de un grupo de ataque de portaaviones para fortalecer su campaña contra los cárteles de la droga. Esta decisión subraya una postura militar más agresiva en el Caribe y el Pacífico Oriental, áreas conocidas por su participación en operaciones de contrabando.
Sin embargo, los ataques estadounidenses no han estado exentos de controversia. En toda la región, varios gobiernos han criticado las operaciones, citando el aumento del número de víctimas civiles y una aparente falta de transparencia. Los informes indican que al menos 79 personas ya han perdido la vida como resultado de estas acciones militares, lo que suscita llamamientos a una mayor responsabilidad y precaución.
A pesar de las críticas, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, ha sido franco al justificar los ataques, particularmente contra la oposición de la Unión Europea con respecto a las implicaciones legales y éticas de las acciones militares de los Estados Unidos. En una conferencia de prensa reciente, afirmó que las opiniones internacionales no deberían dictar cómo Estados Unidos aborda sus desafíos de seguridad nacional, reforzando la narrativa de que la nación está amenazada por el crimen organizado en su propio entorno.
Los acontecimientos ponen de relieve una lucha en curso y multifacética contra el tráfico de drogas, lo que ilustra la complejidad de la política exterior y la intervención militar de Estados Unidos en la región. A medida que la Operación Lanza del Sur tome forma, su implementación probablemente será vigilada de cerca tanto a nivel nacional como internacional, dadas las implicaciones para la estabilidad regional y la diplomacia estadounidense.



