Ecuador votará enmienda constitucional que permitiría presencia militar estadounidense


Ecuador está preparado para un cambio importante en su estrategia de seguridad nacional mientras sus ciudadanos se preparan para votar en un referéndum este fin de semana. La votación, prevista para el 16 de noviembre, determinará si se derogará una cláusula constitucional de larga data que prohíbe la presencia militar extranjera en el país. Esta cláusula existe desde hace casi dos décadas y se introdujo tras una enmienda constitucional del ex presidente Rafael Correa, cuyo objetivo era limitar la participación militar extranjera.

El actual presidente Daniel Noboa ha hecho de la derogación de esta cláusula una cuestión clave, y encuestas recientes muestran que alrededor de dos tercios de los ecuatorianos apoyan el cambio. Si se aprueba, la enmienda permitiría una presencia militar estadounidense en la costa del Pacífico de Ecuador, una medida destinada a fortalecer las relaciones entre las dos naciones e impulsar los esfuerzos para combatir la creciente violencia local y el narcotráfico.

La cooperación militar propuesta se alinearía con la batalla en curso del gobierno de Estados Unidos contra las redes de narcotráfico en la región. Las recientes operaciones militares estadounidenses en América del Sur y Central se han centrado en interceptar barcos narcotraficantes, y en los últimos meses se han reportado casi dos docenas de ataques. Se informó que Noboa tuvo contacto directo con la Secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, enfatizando la urgencia e importancia de la próxima votación mientras visitaban antiguas instalaciones militares estadounidenses en Manta y Salinas.

Manta sirvió anteriormente como base principal para las actividades de vigilancia de Estados Unidos hasta que el ejército estadounidense fue retirado en 2008, tras las reformas constitucionales implementadas por Correa. El experto Evan Ellis señaló que la presencia estadounidense en Manta fue fundamental para monitorear el tráfico de drogas en el Pacífico Oriental, y que la ausencia de dicha infraestructura ha limitado la efectividad en el combate al crimen transnacional.

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La reputación anterior de Ecuador como un país relativamente pacífico se ha visto empañada por un aumento de los delitos violentos en los últimos años. La tasa anual de homicidios ha aumentado drásticamente, con más de 8.000 asesinatos reportados en 2023, siete veces más que en 2019. Los críticos de Correa sugieren que, si bien tomó las primeras medidas contra el crimen organizado y la corrupción, sus restricciones constitucionales pueden, en última instancia, haber obstaculizado la capacidad de Ecuador para combatir eficazmente las amenazas emergentes a la seguridad.

En los últimos meses, a medida que la violencia local ha aumentado, el gobierno de Noboa ha tratado de reconstruir los vínculos con Estados Unidos, un alejamiento del enfoque de Correa. Su campaña de reelección a principios de este año enfatizó una postura de «guerra» contra el crimen organizado, que resonó entre los votantes en medio de crecientes preocupaciones por la seguridad.

El sentimiento público parece estar cambiando a favor de la cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos. Muchos ecuatorianos reconocen las limitaciones de su policía y fuerzas de seguridad, que han luchado por controlar el aumento de la delincuencia. Las encuestas muestran un sorprendente apoyo a la acción militar estadounidense contra los narcotraficantes en aguas del Caribe y el Pacífico, lo que subraya una creciente disposición entre los residentes a alinearse con las estrategias estadounidenses.

Si se aprueba el referéndum, se espera que la policía local y las fuerzas de seguridad se beneficien del entrenamiento y la experiencia estadounidenses, fortaleciendo las capacidades de Ecuador en la lucha contra el crimen organizado. Sin embargo, los expertos son cautelosos y señalan que depender únicamente del poder militar extranjero no resolverá los problemas subyacentes de corrupción y operaciones criminales sofisticadas en el país.

A medida que aumentan las tensiones en la región, la posibilidad de una participación militar estadounidense en Ecuador plantea dudas sobre la soberanía y la seguridad pública. A pesar de las objeciones de la vecina Colombia, que recientemente optó por suspender el intercambio de inteligencia con Estados Unidos por preocupaciones sobre las víctimas civiles de las operaciones militares, muchos en Ecuador parecen preferir la perspectiva de la cooperación como un paso necesario para abordar sus crecientes problemas internos.



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