Dos soldados del ejército israelí (FDI) murieron en un ataque perpetrado por agentes terroristas en Rafah, en el sur de Gaza, lo que generó serias preocupaciones sobre la estabilidad de un alto el fuego recientemente negociado con Hamás. El mayor Yaniv Kula, de 26 años, y el sargento Itay Yavetz, de 21 años, formaban parte del 932.º batallón de la Brigada Nahal, con base en Modi’in-Maccabim-Reut. Fuentes militares israelíes confirmaron el incidente, en el que, según informes, una célula militante salió de un túnel y disparó contra una excavadora, matando a ambos soldados. Un soldado de reserva también resultó herido y fue trasladado a un hospital para recibir tratamiento.
El ataque pone de relieve la naturaleza precaria del alto el fuego, como señaló el profesor Kobi Michael, investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS). Declaró: “El incumplimiento del acuerdo ocurrido hoy fue grave”, sugiriendo que es poco probable que éste sea el último incidente de este tipo. Hizo hincapié en que Hamás había violado los términos del alto el fuego desde que se anunció por primera vez y criticó a la organización por sus continuas tácticas de manipulación con respecto a los rehenes y las víctimas.
Michael explicó que la primera brecha se produjo poco después de que las FDI se redesplegaran a lo largo de lo que se llama la Línea Amarilla. Describió la serie de provocaciones de Hamas, incluido el envío de niños para probar el estado de alerta de las FDI antes de desplegar militantes, algunos de los cuales murieron durante sus ataques.
Tras el mortal ataque contra sus soldados, las FDI respondieron con ataques aéreos y terrestres contra posiciones de Hamás en el sur de Gaza. Una declaración militar muestra que se utilizaron más de 120 cartuchos de munición para desmantelar una parte importante de la infraestructura terrorista subterránea utilizada para lanzar ataques contra Israel. En una respuesta estratégica más amplia, Israel ha suspendido toda la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, lo que demuestra la escalada de tensiones y la militarización de su respuesta.
Michael expresó su preocupación por las intenciones de Hamás de mantener sus capacidades militares, afirmando que el grupo está reconstruyendo activamente los túneles dañados en conflictos anteriores y comprometido a continuar las hostilidades contra Israel. También mencionó la violencia interna de la organización, indicando que Hamás también está atacando a sus propios ciudadanos con el pretexto de garantizar la lealtad y el control.
El incidente se produce tras un alto el fuego mediado por Estados Unidos que entró en vigor el 10 de octubre y tenía como objetivo detener unos dos años de conflicto entre Israel y Hamás. Según los términos de este alto el fuego se produjo un intercambio mutuo de rehenes y prisioneros, aunque el último ataque de Hamás ha puesto en duda la sostenibilidad de este acuerdo.
En una declaración posterior, las FDI indicaron que continuarían aplicando el alto el fuego y tomarían enérgicas represalias por cualquier violación. El embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, lamentó la pérdida de los dos soldados y condenó explícitamente las acciones de Hamás como una flagrante violación del alto el fuego.
De cara al futuro, las previsiones apuntan a posibles retrasos en la reapertura del paso fronterizo de Rafah, punto crucial tanto para la ayuda humanitaria como para el movimiento de personas, lo que complicaría aún más la ya de por sí tensa situación.