KUALA LUMPUR, Malasia – En una importante iniciativa de reestructuración, se ha establecido el Ministerio de Asuntos Exteriores para desestimar a más de 1.300 empleados, lo que marca una fase crucial en los esfuerzos del gobierno de Trump para racionalizar las operaciones diplomáticas estadounidenses. Según un alto funcionario, los despidos incluirán 1,107 funcionarios y 246 funcionarios de servicio exterior con tareas nacionales.
Los funcionarios del servicio exterior afectados serán cancelados de inmediato con un período de divorcio de 60 días durante 120 días antes de la terminación formal con un período de divorcio de 60 días. Una notificación interna indicó que estos cambios de personal son parte de una reorganización más amplia destinada a mejorar la eficiencia diplomática y priorizar las funciones centrales.
Los partidarios de los despidos, incluido el presidente Trump y el secretario de estado Marco Rubio, afirman que las reducciones son necesarias para crear un Ministerio de Asuntos Exteriores más ágiles y específicos. Rubio enfatizó que los cambios no se tratan de eliminar al personal, sino más bien de eliminar posiciones que ya no son necesarias debido al cierre de agencias específicas.
Sin embargo, los recortes han recibido fuertes críticas de muchos en la comunidad diplomática, quienes afirman que tales reducciones socavan el liderazgo mundial de los Estados Unidos y su capacidad para abordar las amenazas internacionales emergentes. La Academia Americana de Diplomacia expresó su preocupación de que el despido reduciría los activos del gobierno para navegar desafíos globales complejos y acusó a la administración de cometer «un acto de vandalismo» contra el conocimiento institucional del Ministerio de Asuntos Exteriores.
La decisión de continuar con los despidos sigue una declaración reciente de la Corte Suprema que resolvió el camino para estos cambios, a pesar de los desafíos legales continuos con respecto a los recortes. Rubio defendió la reorganización al notar que algunas de las posiciones eliminadas actualmente no se están llenando o vacías pronto.
En un intento por consolidar sus actividades, el Ministerio de Asuntos Exteriores también ha absorbido a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que ha visto reducciones de financiación considerables. La reestructuración continua influye en más de 300 agencias y oficinas, con el objetivo de eliminar los programas que considera que la administración es ideológicamente impulsada o superflua.
La Asociación Americana del Servicio Exterior ha insistido en la precaución y las afirmaciones de que tales medidas drásticas deben ser un recurso final y advertir los posibles riesgos de los intereses nacionales. Se espera que las consecuencias de esta reorganización resuenen en varios aspectos de la política exterior de los Estados Unidos en los próximos años.